La Font del Noi dels càntirs, está en la Plaça d’Urquinaona, y en ella la figura del niño está de pie, sopla por la apertura de un botijo como si quisiera desatascarlo. Se ha apuntado que esta escena debía ser habitual en las calles de la ciudad, el protagonista bien podría ser alguno de los aprendices encargados de los trabajos más duros, entre ellos el ir a buscar agua a la fuente con unos pesados botijos, para que los maestros calmaran su sed mientras realizaban su trabajo. Inmediatamente después se realizó un segundo encargo de fuentes, esta vez al escultor Eduard B. Alentorn, y no fue hasta 1917 cuando los barceloneses las pudieron usar.
Son fuentes estéticamente similares a las anteriores por lo que al realismo se refiere, aunque en las figuras introduce un carácter narrativo de las que carecen sus antecesoras.
(Paseo de Gracia)
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