Una blasfemia está detrás del nombre de la calle Hombre de piedra. El pecado, injuriar al Santísimo; el pecador, Matías alias «El Rubio», un bravucón que desde el siglo XV expía su culpa en una hornacina situada justo donde se cometió la irreverencia. O, al menos, es lo que dice la leyenda.
Para entender la fábula que da nombre a esta calle sevillana hay que remontarse a los últimos años del reinado de Juan I, cuando el monarca dicta unas leyes que servirían para reorganizar el reino, afectado por la guerra civil que había elevado hasta el trono a los Trastámara en detrimento del rey Pedro I. Entre las normas se incluía una que obligaba a todo aquel que se topase con el Santísimo Sacramento a arrodillarse so pena de perder el caballo y pagar seiscientos maravedises de multa; y el que no tuviera caballo ni bienes, perder la ropa que llevase puesta. Estas órdenes aún se conservan en la fachada de la iglesia del Salvador, esquina con la calle Villegas, inscritas en una lápida bajo la Cruz de la Culebra en 1714 por la Archicofradía del Santísimo Sacramento.
La norma, que no eximía de su cumplimiento ni al rey ni a caballeros, sí parecía suponer un problema a Matías «El Rubio». Según indica la leyenda, el protagonista de esta fábula se encontraba bebiendo en una tasca situada en la calle Buen Rostro. Corría el siglo XV. El tintineo de unas campanas anuncia la presencia del Santísimo en las inmediaciones de la taberna. Rápidamente, todos los allí presentes hincan la rodilla en el suelo menos «El Rubio». Matías, que se tenía por valiente, desafió la ley y alardeó su hazaña. «No me arrodillaré, sino que me quedaré de pie para siempre». Y así fue.
Un trueno ensordecedor estalló sobre la calle y sobre el impío cayó un rayo que lo convirtió en piedra, hundiéndole en la tierra las rodillas que no quiso doblar, convirtiendo su cuerpo en piedra. Su torso se puede contemplar todavía en la calle que lleva el nombre del prodigio y el castigo: Hombre de piedra.
Las conjeturas históricas plantean que la escultura forma parte de los restos de una termas romanas que se encontraban en la zona y que en la época romana eran conocidas como «Baños de la estatua». Ficción o investigación, para Sevilla, Matías «El Rubio» es el blasfemo que dio origen a la calle Hombre de piedra.
(ABC Sevilla)
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