Los espléndidos jardines del Generalife también guardan numerosas leyendas entre sus estanques y fuentes.
Una de ellas cuenta como en él se encerró de niño al príncipe Ahmed, a quien un vidente le había pronosticado un buen futuro excepto en el amor. El rey, para evitar que sufriera, lo recluyó en el Generalife con su filósofo Abben, bajo la pena de que si este le explicaba lo que era el amor le cortaría la cabeza.
El muchacho creció y cada vez le interesaban menos los estudios, por lo que Abben le enseñó la lengua de los pájaros.
Un día escuchó a un pájaro entonar el canto del amor, lo que le suscitó mucha curiosidad. Al poco tiempo cayó del cielo un ave perseguida por un halcón y Amhed la curó. A cambio, le preguntó qué era el amor.
Una vez lo supo no podía quitárselo de la cabeza y escapaba del Generalife a observar a las muchachas de la corte. Finalmente se enamoró de una de ellas y juntos se marcharon, siendo, contrariamente a lo que le vaticinaron, muy felices.
(Civitatis)
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