En Artajona siempre les gustó mover piedras hacia arriba. Ya lo hicieron sus primeros habitantes prehistóricos, cuando levantaron sus célebres dólmenes formando un conjunto funerario singular. Luego, durante la Edad Media, levantaron lo que hoy son las murallas más grandiosas y mejor conservadas de toda Navarra. En sus torreones se puede encontrar todo un monumento: la iglesia de San Saturnino.
Como suele suceder con todo pueblo amurallado, el casco histórico se conserva perfectamente, haciendo que las defensas exteriores no sean una simple fachada.
Como suele suceder con todo pueblo amurallado, el casco histórico se conserva perfectamente, haciendo que las defensas exteriores no sean una simple fachada.
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