De Sangüesa se ha llegado a decir que tiene un monumento en cada calle. Hipérboles aparte, el caso es que si nos pusiéramos a enumerar el por qué merece la pena darse un garbeo entre el rió Aragón y el Onsella necesitaríamos toda una web. Y eso se nota al recorrer unas calles plagadas de Historia y de reseñas con mucha chicha.
Pero puestos a elegir, de Sangüesa no se puede marchar uno sin pasar por Santa María la Real, uno de esos templos que demuestran que no hay que huir de la palabra ‘románico’; sin dejarse caer por el curiosísimo museo de relojes de torre y sin recorrer la ruta de los palacios, siendo el de Viana el más impresionante.
¡Ah! Y al abandonar este lugar no se puede pasar por alto una visita a los vecinos castillo de Javier y monasterio de Leyre.
Pero puestos a elegir, de Sangüesa no se puede marchar uno sin pasar por Santa María la Real, uno de esos templos que demuestran que no hay que huir de la palabra ‘románico’; sin dejarse caer por el curiosísimo museo de relojes de torre y sin recorrer la ruta de los palacios, siendo el de Viana el más impresionante.
¡Ah! Y al abandonar este lugar no se puede pasar por alto una visita a los vecinos castillo de Javier y monasterio de Leyre.
(Traveler)
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