Hasta que fué derribada por los franceses existió una manzana de casas en la parte ancha de esta plaza, de modo que la calle del Prado comenzaba en la calle de Espoz y Mina, y quedaba un callejón, llamado del Beso, entre la referida calle del Prado y la de San Sebastián.
Se conservan antecedentes de construcciones particulares desde 1719.
Tradición.—Proviene el nombre de la plaza de una pintura del Angel de la Guarda que existió en una de las fachadas de sus casas.
El 22 de Noviembre de 1881 falleció, en la casa que hace esquina á la plaza del Príncipe Alfonso, la condesa de Montijo. Dice de esta esclarecida dama el Sr. Pérez Echevarría:
«Viuda del conde de Teba, hizo un culto del amor de sus hijos, y defensora de sus derechos hereditarios, ni la arredró la soledad, ni la detuvo el peligro para hacerlos prevalecer. La Condesa ha muerto llorada de todo el mundo. Sus méritos la habían hecho acreedora á este tributo de justicia. Alma, en fin, fortalecida en los sanos preceptos de la religión cristiana, entregóse de lleno á la caridad, siendo, al par que visible bienhechora de los establecimientos de Beneficencia, oculto alivio de desgracias ignoradas.»
La noche del 23 de Abril de 1871 se reunieron en el local de la Academia Homeopática gran número de Jefes y Oficiales del ejército y la armada con el fin de poner en práctica un pensamiento iniciado en las columnas de El Correo Militar por el capitán de infantería D. Eduardo López Carrafa: la creación de un Ateneo militar. La Asociación se estableció en la plaza de Santa Catalina de los Donados, núm. 2, y la sesión inaugural se verificó el 16 de Julio del mismo año. Posteriormente se instaló en el piso principal del antiguo palacio de la duquesa de Montijo.
El tantas veces citado Larruga dice que los lonjistas habían de tener sus casas-almacenes, según las ordenanzas del gremio, en la plaza del Angel y calles de Carretas y de Atocha, empezando desde la esquina de la calle de la Concepción hasta la parroquia de San Sebastián, sin que ninguno de ellos pudiera ponerse en alguna de las callejuelas contiguas, ni en otras, bajo la pena de 500 ducados por la primera vez, 1.000 por la segunda y la privación de comerciar por la tercera. La demarcación de los mercaderes de lonja en Madrid tuvo su origen en 1683.
(Carlos Cambronero)
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