El Cuélebre es una serpiente alada que custodia tesoros y personajes encantados. Vive en los bosques, en las cuevas y en las fuentes de gran cavidad subterránea. Otras veces en las gargantas de los ríos y arroyos, alojándose en las covachas que suelen apreciarse en los recodos de las gargantas pétreas.
Ataca a las personas y a los animales. La escama que le cubre es tan dura que rechaza los impactos de las armas arrojadizas; únicamente se le puede dar muerte hiriéndole en los ojos o en una parte vulnerable de la garganta.
Cuando es viejo y está muy encascarado, o sea, cuando su escama es ya durísima y crecida la naturaleza ya le prohibe vivir en las covachas, y se tiene que ir volando a la mar cuajada, donde viven los cuélebres que, por viejos, han sido expulsados de sus viviendas. En el fondo de este mar hay montones de riquezas, pero los hombres no se pueden apoderar de ellas por la vigilancia de los cuélebres.
Por Asturias se halla muy extendido el mito del cuélebre. Lo hay en Bulnes, del concejo de Llanes, en una cueva junto al mar custodiando un tesoro. En la Cueva del Cuélebre en Noriega, concejo de Ribadeva; en Piedrafita, entre Morcín y Quirós, en Saliencias, concejo de Somiedo, y en Oviedo detrás del convento de Santo Domingo.
En el Xienal, concejo de Quirós, existe el Prado del Cuélebre, Braña de Valdecuélebre está en el concejo de Somiedo; y encima de Barrio, concejo de Teverga, está Cuevafrás, y cuando pasan por allí los pastores dicen: "culebrón de Cuevafrás, baxa al riu y beberás".
Había un cuélebre muy grande en una cueva de Brañaseca, concejo de Cudillero, y los vecinos le alimentaban con borona para que no les comiera el ganado, diciéndole: "abre la boca, Culebrón, que ahí te va el boroñón". Un día le dieron una piedra calentada al rojo y murió.
Detrás del convento de Santo Domingo, en Oviedo, está la cueva del Culebrón, que para evitar que comiera los cadáveres de los frailes éstos le daban pan cada día; hasta que una vez se les ocurrió darle un pan lleno de alfileres y murió.
En "Vega de Cueturrasu", en el concejo de Cangas de Onís, un cuélebre comía todos los días una oveja. Una mañana, estando enroscado, oyó el cuerno de un pastor, aleteó y se quedó engolado en la forcadura de una encina, y allí le dieron muerte.
En Allande hay una iglesia románica, Santa María de Celón, y un cuélebre comía los cadáveres que enterraban allí. Un día llegó un peregrino y le dio muerte con la lanza. Esta escena esta esculpida en una piedra colocada debajo de la cornisa exterior del ábside.
Por la provincia de León las alusiones al cuélebre se hallan esculpidas en las piedras de muchos monumentos. Incluso en la capilla de Santiago en la catedral, la perfección de esta escultura es de una belleza extraordinaria.
Ataca a las personas y a los animales. La escama que le cubre es tan dura que rechaza los impactos de las armas arrojadizas; únicamente se le puede dar muerte hiriéndole en los ojos o en una parte vulnerable de la garganta.
Cuando es viejo y está muy encascarado, o sea, cuando su escama es ya durísima y crecida la naturaleza ya le prohibe vivir en las covachas, y se tiene que ir volando a la mar cuajada, donde viven los cuélebres que, por viejos, han sido expulsados de sus viviendas. En el fondo de este mar hay montones de riquezas, pero los hombres no se pueden apoderar de ellas por la vigilancia de los cuélebres.
Por Asturias se halla muy extendido el mito del cuélebre. Lo hay en Bulnes, del concejo de Llanes, en una cueva junto al mar custodiando un tesoro. En la Cueva del Cuélebre en Noriega, concejo de Ribadeva; en Piedrafita, entre Morcín y Quirós, en Saliencias, concejo de Somiedo, y en Oviedo detrás del convento de Santo Domingo.
En el Xienal, concejo de Quirós, existe el Prado del Cuélebre, Braña de Valdecuélebre está en el concejo de Somiedo; y encima de Barrio, concejo de Teverga, está Cuevafrás, y cuando pasan por allí los pastores dicen: "culebrón de Cuevafrás, baxa al riu y beberás".
Había un cuélebre muy grande en una cueva de Brañaseca, concejo de Cudillero, y los vecinos le alimentaban con borona para que no les comiera el ganado, diciéndole: "abre la boca, Culebrón, que ahí te va el boroñón". Un día le dieron una piedra calentada al rojo y murió.
Detrás del convento de Santo Domingo, en Oviedo, está la cueva del Culebrón, que para evitar que comiera los cadáveres de los frailes éstos le daban pan cada día; hasta que una vez se les ocurrió darle un pan lleno de alfileres y murió.
En "Vega de Cueturrasu", en el concejo de Cangas de Onís, un cuélebre comía todos los días una oveja. Una mañana, estando enroscado, oyó el cuerno de un pastor, aleteó y se quedó engolado en la forcadura de una encina, y allí le dieron muerte.
En Allande hay una iglesia románica, Santa María de Celón, y un cuélebre comía los cadáveres que enterraban allí. Un día llegó un peregrino y le dio muerte con la lanza. Esta escena esta esculpida en una piedra colocada debajo de la cornisa exterior del ábside.
Por la provincia de León las alusiones al cuélebre se hallan esculpidas en las piedras de muchos monumentos. Incluso en la capilla de Santiago en la catedral, la perfección de esta escultura es de una belleza extraordinaria.
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