De encanto está a rebosar esta villa ourensana, cuyas calles fueron empedradas, según la leyenda, con las piedras del ya inexistente castillo. Recoletas plazas, iglesias monumentales, empinadas ruas y un maravilloso paseo a las orillas del río Arnoia, en cuyo entorno se han recuperado las fábricas de curtidos y los molinos hidráulicos, dan a Allariz un aire medieval.
(Hola)
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