Uno de los desfiladeros más impresionantes de la geografía alavesa. El río Ayuda ofrece ya en el enclave burgalés de Treviño tres saltos de agua, cada cual más hermoso, en el pueblo de Sáseta. El primero, en la presa de captación que mediante una enorme antepara (depósito que alimenta la ruedas y turbinas de los ingenios hidráulicos) lleva el agua a un viejo molino cuyo techo está hundido. El segundo, junto al molino, forma una cascada de unos cuatro metros, digna de una visita. Pero un poco más adelante, siguiendo un camino ribereño que sortea algunas huertas, se encuentra uno de esos enclaves en los que se pueden pasar horas y horas observando la caída del agua. Un bosque de ribera de primer orden, rápidos de agua y un salto al vacío enmarcado por dos inmensos quejigos que parecen rendir pleitesía a la cortina de agua que, según la estación y el caudal, permite incluso pasear con mucho cuidado -el suelo es muy resbaladizo- por detrás de la catarata. La imaginación vuela junto a los protagonistas de la película 'El último mohicano', que perseguidos por los indios hurones deciden esconderse en ese hueco entre el agua y la roca.
(Cascadas de Euskadi y alrededores)
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