lunes, 17 de febrero de 2020

El duende de Tolibia

Tolibia de Abajo es un pueblo con empaque. Un pueblo montañés colocado entre una pradería llana arrullada por las aguas del Curueño, y embutido en la sombra de la tarde que le dan los picachos calizos del- monte Bodón, el monte Bodo, donde los cántabros ofrecían sacrificios al dios Bodo o Vodonuaego, y de lo que hay muestras sepulcrales en el Museo Provincial. "Séate la tierra leve", dicen poéticamente las expresiones de eterna despedida.
Por Tolibia corrieron a principios de siglo las más inverosímiles consejas populares sobre el Duende, que traía estupefactos a las buenas gentes. Matanzas que desaparecían, longanizas que se evaporaban, las pisadas que se oían en los pajares sin que se tuviera noticia de haber subido persona alguna. Los jatos en el establo aparecían atados de dos en dos con el mismo collar o cadena, hasta que se ahogaban si permanecían así mucho tiempo.
El vino se derramaba del pellejo allá en la bodega, porque se había desatado la cuerda del brocal; y picias que cada fecha eran nuevas y variadas con la consiguiente indignación de las sufridas gentes. Esta inquietud permaneció por varios años, con el desasosiego del vecindario.

Mitos y leyendas de la Tierra Leonesa

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