El pulcro caserío de Biar, que se asienta en una colina presidido por su castillo almohade, tiene una larga historia de enfrentamientos entre Castilla y Aragón cuando servía como fortaleza fronteriza entre estos dos reinos. A finales del siglo XV, el castillo fue reformado y se hizo el doble recinto amurallado, en el que sobresale la monumental torre de cal y canto, de tres pisos.
Hoy, la estampa del castillo es todavía visible desde la distancia y las bóvedas de su primera construcción musulmana están catalogadas como las más antiguas del país.
Alrededor del castillo, el pueblo parece formar una serie de anillos concéntricos unidos por calles estrechas y escalinatas. Dentro de este entramado destaca la plaza Mayor, presidida por el edificio del Ayuntamiento y la iglesia de la Asunción, con una portada de estilo plateresco levantino y una bella sacristía barroca. También en el núcleo antiguo quedan restos de la muralla árabe, la puerta de San Roque y un arco ojival.
(Pequeños pueblos medievales)
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