sábado, 30 de marzo de 2019

Origen del nombre de Alicante

Hace siglos, en la ciudad donde hoy se levanta Alicante, habitaba un Califa junto a su familia. De todos sus hijos, era famosa  por su belleza la preciosa princesa Cántara. Era una mujer que superaba el ideal de belleza de aquella época: ojos grandes y negros, cabello largo y color azabache, piel muy clara pero mejillas sonrosadas, dientes blancos y perfectos, cara redonda, boca pequeña, grandes senos, dedos finos… Era la joven más hermosa de toda la zona y por supuesto no le faltaban pretendientes. Y es en esta lucha entre pretendientes es donde se origina el nombre de Alicante.
En concreto fueron dos muchachos los que se disputaron su amor: Almanzor y Ali. Los dos eran muy amables y apuestos y Cántara no sabía a cuál de los dos escoger como esposo. Pero el Califa, su padre, tuvo una idea y evocando a las 12 pruebas de Hércules, le pidió a los pretendientes que realizaran cada uno una ardua tarea. El trato consistía en que el primero que pudiera terminarla, sería elegido como el pretendiente de la princesa musulmana.

El origen de Alicante: Ali y Almanzor
Almanzor era un general que había llegado desde Córdoba y había ganado fama en toda la Península debido a sus gestas militares. Aunque Ali no era tan famoso, era apuesto y venía de una familia noble, por lo que también estaba a la altura de cortejar a la princesa. La tarea que tuvo que realizar Almanzor fue la de marchar hasta la India para buscar sedas y especias para ofrecer a la princesa. Por su parte, el joven Ali se comprometió a realizar una acequia de la cual se obtendría el agua que habría de llegar hasta la ciudad. Y es que, sin duda, Ali lo que buscaba era permanecer cerca de Cántara para poder conquistarla. Y eso fue exactamente lo que ocurrió…

El amor entre Ali y Cántara
Ali empezó con entusiasmo su propósito y empezaron las tareas de realización de la acequia, pero el estar cerca de la princesa hizo que fuera imposible no cortejarla. Le cantaba a todas horas, le escribía y recitaba poemas, a todos les hablaba de sus lindezas… Como no podía ser de otra manera, Cántara quedó perdidamente enamorada de él. Y sin que las tareas de los jóvenes pretendientes quedaran terminadas, el corazón de la princesa tenía claro que quería casarse con Ali.
Pero el tiempo fue transcurriendo y Almanzor, ajeno al amor que había surgido entre Ali y Cántara durante su viaje a la India, regresó a la ciudad y con él su propósito terminado. Como el Califa era un hombre justo, al entender que la gesta de Almanzor había concluido con éxito y antes que lo hiciera Ali, le entregó la mano de su hija Cántara tal y como había prometido, sin saber que la princesa ya había elegido pretendiente. Cuando Ali se enteró, no pudo soportar el dolor y acabó lanzándose por un barranco.
Por supuesto cuando Cántara se enteró de esta desdicha, también decidió saltar al vacío para terminar con su sufrimiento. Pero la tragedia no termina con la muerte de los dos amantes, sino que el Califa cayó en una terrible depresión por haber perdido a su hija predilecta. Dejó de comer, no dormía y finalmente decidió lanzarse desde lo alto de su castillo.
Los habitantes quedaron consternados por lo ocurrido y decidieron cambiar el nombre de la ciudad por el de ‘Alcántara’ para que el nombre de los amantes, Ali y Cántara, quedara unidos eternamente. Con el paso de los años ese nombre pasó a ser Alicante, nombre con el que conocemos hoy en día a la ciudad.

Leyenda y realidad
No sabemos hasta qué punto esta historia es leyenda o tiene partes que realmente fueron ciertas, el caso es que muchos de los lugares que hoy en día podemos visitar en Alicante deben su nombre a los protagonistas de esta trágica historia. Por ejemplo, se dice que Ali se lanzó en lo que hoy conocemos como la Presa de Tibi y que cuando su cuerpo cayó, la tierra se abrió haciendo que surgieran agua de las montañas. Por otra parte, el lugar donde Cántara perdió su vida, en la Sierra de San Julián, se le llama el precipicio del Salto de la Mora.
Pero lo que es más curioso de esta leyenda es el Monte Benacantil y la Cara del Moro. Bajo el Castillo de Santa Bárbara, en la fachada que da al mar frente a la playa del Postiguet se ve desde un punto concreto la cara de un hombre, conocido como la Cara del Moro y haciendo referencia al Califa de la leyenda. Es más, ésta cuenta que especialmente el hecho de que la cara del Califa quedara tallada en la piedra fue lo que más sobrecogió a la corte, que impresionados por los trágicos acontecimientos decidieron hacer que los amantes estuvieran por siempre juntos unidos por un mismo nombre.
En tu próxima visita a Alicante podrás visitar todos los escenarios que aparecen en la leyenda e incluso buscar la cara del Califa bajo el Castillo de Santa Bárbara. Muchos dicen que no es fácil ya que hay que encontrar el punto justo para reconocerlo… En cualquier caso, a partir de ahora siempre que pienses en este turístico destino, sabrás por qué Alicante recibe este nombre y recordarás la bonita, aunque trágica, historia de amor que esconde.

(Muchosol)

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