El recoleto valle de Castellbó, en el corazón del Pirineo leridano, estuvo habitado en tiempos prehistóricos y durante la Edad Media fue el núcleo de un belicoso vizcondado que se fundó en el siglo X y mantuvo un pulso constante con la mitra de Urgell. En esa etapa, según los historiadores, sirvió también como refugio de los albigenses, un grupo herético huido de Francia después de sufrir una dura persecución.
Más tarde, estas tierras fueron conquistadas por Fernando el Católico y, tras una larga y apacible etapa, el valle entró en un periodo de decadencia del que se va recuperando poco a poco.
El acceso al pueblo, asentado sobre un cerro que domina el valle, está precedido por una ermita prerrománica y un pequeño puente de piedra desde el que se inicia la subida al caserío, coronado por los escasos restos de su castillo.
En lo alto se asienta también la iglesia de Santa María, fundada en el siglo X y que alcanzó la categoría de colegiata. La construcción actual es de estilo gótico y en su interior conserva varios retablos y una antiquísima talla del siglo IX conocida como Sant Fum.
(Pequeños pueblos medievales)
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