Saliendo de la catedral de la Almudena y caminando por la calle de Bailén, llegamos a un enorme desnivel salvado por un moderno viaducto. Este viaducto, inaugurado en 1942. es el segundo pues sustituyó al que fue construido en 1874. Antes de este año, para cruzar de un lado a otro había que bajar por las cuestas de la Vega y de los Ciegos, con el consiguiente peligro que esto suponía por lo escarpadas que eran, camino que gracias al viaducto resultó más corto y más cómodo.
Para su construcción tuvieron que ser derribados varios edificios que entorpecían el paso, entre ellos la iglesia de Santa María, la casa del marqués de Malpica y el palacio del Infantado, que quedó dividido en dos edificios, destinando uno de ellos a un grupo escolar y el otro a Laboratorio Municipal. Este primer viaducto fue inaugurado solemnemente con el traslado de los restos de Calderón de la Barca desde la iglesia de San Francisco el Grande, donde estaban depositados, al ya desaparecido cementerio de San Nicolás, en la calle Méndez Alvaro. Con el tiempo. los traslados y los derribos, los restos de Calderón de la Barca terminaron perdiéndose junto con los de Velázquez. Lope de Vega, Cervantes...
pero esto es anécdota —triste anécdota— aparte.
Curiosidades de Madrid - Isabel Gea
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