Pocas experiencias pueden calar tan hondo como adentrarse en el subsuelo y realizar las tareas cotidianas de la minería. Ello es posible en el histórico Pozo Sotón, donde uno accede equipado al completo, rescatador incluido, y acompañado por mineros o mineras. Una experiencia para la que se requiere haber cumplido 16 años y mantenerse ágil, puesto que durante cuatro horas se caminan 3,5 kilómetros de galerías, se pica hulla y se desciende una chimenea de ventilación y un plano (con alternativas para quien titubee), sin contar el trayecto en trenecillo.
Tras la ducha, el sentimiento es exultante, de sintonía con estas cuencas mineras en trance de desaparición. El turismo aún no ha proliferado a 570 metros bajo tierra, con lo que conviene apuntarse lo antes posible (entrada, 48 euros;
Tras la ducha, el sentimiento es exultante, de sintonía con estas cuencas mineras en trance de desaparición. El turismo aún no ha proliferado a 570 metros bajo tierra, con lo que conviene apuntarse lo antes posible (entrada, 48 euros;
Una feria. Quien se acerque al Pozo Sotón el 7 y 8 de noviembre se encontrará con la Feria de Turismo Minero e Industrial.
El País
No hay comentarios:
Publicar un comentario