lunes, 6 de abril de 2020

LAS MEIGAS GALLEGAS

Las vinculaciones leonesas con tierras gallegas son abundantes. La mutua influencia histórica quedó patente en sus costumbres y en su lengua. En la zona de Villafranca del Bierzo se habló galaico, y aún hoy se deja sentir su acento lingüístico.
El Camino de Santiago fié una arteria vivificadora que unió ambas regiones COMO si de un cordón umbilical se tratase. No es extraño que de sus ritos y supersticiones se hayan nutrido en mutuo intercambio parte de la legendaria de estos reinos.
El éxodo veraniego de familias leonesas fluye hacia playas gallegas para gustar de sus aguas, su arena y su clima, de sus parejas encantadores, de su cocina y de su queimada.
Las brujas en Galicia se denominan meigas, con una abundante motivación literaria. La queimada tiene también en León un sabor popular, y se conjura a las meigas gallegas en las queimadas, con el especial rito al encenderse el orujo entre vapores azulados.
Dícese que las meigas gallegas se las halla por todos sus bosques y covachas, pero donde celebran su aquelarre es en la playa pontevedresa de La Lanzada, llevando allí su poderosa influencia sobre las mujeres jóvenes.
Tanto así, que las mujeres deseosas de tener hijos se van a bañar a la playa de La Lanzada. Es tal la influencia de las meigas en la fecundidad que, basta que asistan siete días consecutivos al baño de La Lanzada, al salir el sol, y que las olas les mojen el vientre siete veces al día para ver los sorprendentes resultados.
Se asegura que con solo contemplar, en las siete noches de los siete días del baño, los calzoncillos del marido colgados a los pies de la cama, ya es suficiente para quedar embarazadas.

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