lunes, 6 de mayo de 2019

Canódromo Meridiana - Barcelona


Durante 40 años, bajo la gran cubierta parabólica del Canódromo, se han dado cita cientos de personas para ver las carreras. Corrían galgos, pero también apuestas, que terminaban en peleas día sí, día también. 
"Era un sitio para el vicio", recuerda un vecino. Después de la descarga de adrenalina, que duraba unos segundos, la gente volvía a la apatía del bar, se amontonaban en las taquillas para apostar de nuevo. 
Cerró en el 2006, inicialmente para instalar un centro de arte contemporáneo, pero después de una sonada polémica parece que lo ocupará el enésimo centro de emprendedores.

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