El Cigarral de Menores es uno de los veinte que se relacionan en la obra de Tirso de Molina “Los cigarrales de Toledo”, publicada en 1624. De aquellos cigarrales históricos sólo se conservan siete, siendo el de Menores el que mejor representa el carácter de estas tradicionales propiedades toledanas.
Fue adquirido en 1597 por Don Jerónimo de Miranda y Vivero, canónigo de la catedral de Toledo por designación del papa Clemente VIII, pese a tener entre sus familiares colaterales cuatro condenados por luteranos y tres por judaizantes. En 1601 hereda un importante mayorazgo y encarga al arquitecto Juan Bautista Monegro la construcción en el Cigarral de una casa y el trazado de sus jardines al estilo renacentista. En 1612 edifica la Ermita de San Jerónimo a la entrada. A su muerte, lo lega a la orden de los Clérigos Menores de San Francisco Caracciolo, de origen napolitano. Estos llegaron en abril de 1619, un mes después de la muerte de don Jerónimo, y su fama de espiritualidad hizo que se dijera que habían formado en Toledo “un Coleggio di Santi”. Permanecieron en el Cigarral que pasó a ser el Convento de San Julián, hasta su desamortización en 1835. Desde esa fecha hasta 1921, cuando lo adquiere y restaura el Dr. Marañón, el Cigarral pertenece a diversos propietarios, entre los que figuran el político liberal Manuel Silvela y el beato Joaquín de Lamadrid.
Gregorio Marañón Posadillo (1887-1960) es una de las personalidades más influyentes de su época, como médico, científico, humanista e historiador. De la mano de Pérez Galdós conoce Toledo y descubre el cigarral de Menores. Funda la Agrupación al Servicio de la República en 1931 con Ortega y Gasset y Pèrez de Ayala. En 1987, al conmemorarse el centenario de su nacimiento, el rey Juan Carlos I dijo de él que “su herencia moral, su magisterio científico y su ejemplo cívico, constituyen una energía histórica que los españoles de hoy no podemos desaprovechar”. En la paz del Cigarral transcurrieron sus mejores horas, escribió casi todos sus libros y convocó a las más prestigiosas personalidades de la ciencia, la literatura, el arte y la política de su tiempo. Durante la guerra civil, Marañón tuvo que exiliarse ena París, y el Cigarral fue bombardeado y saqueado. Su hija Carmen y su marido Alejandro Fernández de Araoz lo restauraron para que a su regreso, en 1942, Marañón lo encontrara completamente rehecho.
En 1977, al fallecer Dolores Moya, viuda del Dr. Marañón, su nieto Gregorio Bertrán de Lis lo adquiere a la familia. Amplía sus linderos, completa su edificación, y recupera sus pequeños jardines renacentistas, que forman un oasis de sensualidad entre fuentes y frondosas vegetaciones. En la actualidad, Gregorio Marañón Bertrán de Lis y Pilar Solís-Beaumont Martínez-Campos, marqueses de Marañón, viven en el Cigarral una gran parte del año y lo cuidan con gran dedicación, tarea para la que cuentan con la colaboración del arquitecto Gregorio Marañón Medina. También han incorporado una importante colección de escultura contemporánea en la que destacan la obra de Eduardo Chillida “Lugar de Asiento” y la «Fuente Sin Nombre» de Cristina Iglesias.
Al Cigarral acudieron asiduamente los principales artífices de la edad de plata de la cultura española: entre otros, Valle-Inclán, Unamuno, Azorín, Ortega y Gasset, Pérez de Ayala y García Lorca, que hizo una inolvidable lectura de “Bodas de sangre”. Memorables son también las visitas de Azaña con el presidente Herriot, y décadas después, la del general De Gaulle, quien se alojó en la casa. La tradición hospitalaria del Cigarral sigue viva, acogiendo a numerosos amigos y visitantes.
En 2007, a instancia de sus propietarios, el Cigarral de Menores se declaró Bien de Interés Cultural, en la categoría de Monumento, siendo el primer cigarral que recibe este reconocimiento.
Cigarral de menores
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