Si ya de por sí la costa de Llanes es privilegiada, qué decir de esta cala de entorno virgen a la que solo se puede bajar a pie, mejor en marea baja. Al estar protegida de los oleajes, es una de las calas llaniscas que mejor ha conservado los aportes de arena.
Para acceder, aparcamos en Cuevas del Mar y tomamos el camino de arena que asciende 700 metros para girar luego a la izquierda, a la altura de una granja. El mar cubre enseguida y es habitual el paso de buceadores y de esporádicos bañistas sin nada que ocultar.
La bajamar permite acercarse a la caleta secreta acostada en el cabo del Mar. Un buen plan pasa por esperar el ocaso junto a la ermita de San Antonio, posada sobre la punta.
Para acceder, aparcamos en Cuevas del Mar y tomamos el camino de arena que asciende 700 metros para girar luego a la izquierda, a la altura de una granja. El mar cubre enseguida y es habitual el paso de buceadores y de esporádicos bañistas sin nada que ocultar.
La bajamar permite acercarse a la caleta secreta acostada en el cabo del Mar. Un buen plan pasa por esperar el ocaso junto a la ermita de San Antonio, posada sobre la punta.
(El País)
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