Las estatuas que están en la plaza de Oriente, fueron realizadas con el fin de adornar la parte superior del Palacio Real, pero su enorme peso impidió que fueran subidas, ante el temor de un posible hundimiento del edificio. Otro motivo o causa, que más bien parece una leyenda, fue que la reina Isabel de Farnesio, segunda esposa de Felipe V, al parecer soñó que las estatuas caían sobre ella a consecuencia de un terremoto. Por orden suya las estatuas fueron colocadas en distintos lugares de Madrid: la plaza de Oriente, el Retiro, la glorieta de las Pirámides y el Museo del Ejército.
La opinión de Fernández de los Ríos en 1876 sobre dichas estatuas no tiene desperdicio: «representan los personajes en posturas que por lo violentas rayan en ridiculas y los caracterizan tan mal en traje y fisonomía, que si los letreros que cada uno tiene al pie acabaran de borrarse, el encargado de bautizar de nuevo aquellos cantos fácilmente podría salir del apuro» y tuvo razón en parle, porque las que se hallan repartidas por el Retiro tienen el nombre prácticamente ilegibles y no hay modo de saber quién es quién. Por cierto, ¿sabían que por las noches, las estatuas de la plaza de Oriente bajan de sus pedestales para jugar a la pelota?
Eso dicen por ahí.
Curiosidades de Madrid - Isabel Gea
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