sábado, 28 de septiembre de 2019

De la atalaya al Palacio Real, pasando por el Alcáza

El Palacio Real es un edificio relativamente moderno, pues data del siglo XVIII. Anteriormente hubo en el mismo sitio una fortaleza defensiva que los reyes utilizaron como residencia. Este lugar fue elegido primero por los árabes, quienes levantaron una atalaya para poder vigilar las tropas cristianas que se acercaban a Madrid. Posteriormente se construyó una fortaleza o castillo que, en la Nochebuena de 1734, desapareció por un incendio, debido a un descuido de los sirvientes, quienes no se dieron cuenta de que se habían prendido unas cortinas.
El edificio fue destruido por completo perdiéndose obras de gran valor de pintores como Velázquez y Rubens.
En el Museo Municipal existe una maqueta que reproduce como era este gran edificio que contaba con quinientos aposentos, en uno de los cuales, tenía Velázquez su estudio, en la llamada «galería del cierzo», quien reprodujo parte de dicha galería en el cuadro de Las Meninas.
Cuentan que cuando llegó Felipe V a Madrid para habitarlo, era un enorme edificio privado de comodidades y con grandes corrientes de aire que se colaban por los marcos de las ventanas. Incluso había ventanas que no podían siquiera cerrarse, teniendo que ser sujetadas con cuerdas por las noches. ¡Pobre Felipe V!, acostumbrado a los majestuosos y cómodos palacios franceses.
Es probable que le costara dormir por las noches en este palacio español —que dejaba bastante que desear como palacio—, pues eran constantes los portazos provocados por las corrientes de aire que se filtraban por los marcos de las ventanas. No es de extrañar que tras el incendio, respirara aliviado y ordenara de inmediato que se construyera un nuevo palacio en el mismo lugar, palacio que no llegó a habitar porque murió antes de verlo terminado.
Un último dato sobre el Alcázar. Según Fernández de los Ríos en su libro Fl Futuro Madrid, este edificio tenía como mote —los madrileños siempre tan dados a rebautizar— las cinco vocales del abecedario: A, E, I, O, U, que significaban en latín «Austria est Imperiare Orbi Universo».

Curiosidades de Madrid - Isabel Gea

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