Origen antiguo
El origen de las cuevas-bodega de la Alcarria se remonta a la antigüedad. En un principio pudieron utilizarse incluso como viviendas. En Gascueña, por ejemplo, también en esta comarca, su ayuntamiento ha restaurado recientemente varias de ellas asegurando así su conservación. Son excavaciones en la roca, normalmente en suelos arcillosos y calcáreos. En su exterior, la boca o entrada de la cueva, se construye con fábrica de piedra formando un arco de medio punto, continuando con una tosca sillería, en muchos casos con piedras de toba, la bóveda también de medio punto hasta enlazar con el tramo excavado directamente en la roca. En su interior se mantiene una temperatura constante en torno a los 16º centígrados lo que permite la conservación de los vinos y de otros alimentos.
Según nos explica el arqueólogo conquense Miguel Ángel Valero, “las cuevas son de origen andalusí”. Los árabes las usaban como vivienda hasta que, tras la conquista cristiana de estos territorios peninsulares, empezaron a usarse como bodegas.
Cuevas abiertas
La localidad de Torralba, a solo 7 kilómetros de Albalate, es pionera en la celebración de jornadas de cuevas abiertas. Desde hace más de una década, a finales de febrero, sus vecinos ofrecen sus vinos naturales a los visitantes. El pasado 26 de marzo las cuevas de Albalate abrieron también sus puertas para promocionar la cultura del vino de los pueblos de la Alcarria.
SER
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