En torno a este simbólico, señorial e imponente edificio crece este municipio que resulta imposible desasociar de su gran monumento. Sus calles, sus casas y su vida en general está marcada por su maquilladora presencia.
Caminar por San Millán de la Cogolla significa acabar llegando a alguna de las imponentes portadas de ambos monasterios.
Y eso no lo puede decir cualquier pueblo.
(Traveler)
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