Esta tradición está muy extendida por nuestra comarca. Todavía, en los pueblos, rara es la muchacha casadera que no manda bordar varios “juegos de cama” o sábanas. También es un placer contemplar los estandartes de algunas cofradías y los refajos de las zagalas en días señalados.
El proceso del bordado en los trabajos para las Cofradías comienza, en primer lugar, haciendo un dibujo en color indicando las partes en seda y en oro, para después trasladar ese dibujo a la escala requerida, en un papel fino que permitiera perfilarlo en el lienzo. Después, sobre un bastidor rectangular, se realiza el bordado con sedas naturales de diversa procedencia y una vez terminado se decora y se pega al festón en el terciopelo.
El bordado en oro se rellena de algodón y se borda con el oro según diferentes matices: brillante, mate o briscado, bordándose en el lienzo y haciéndole un festón en su contorno, para trasladar por último el terciopelo.
En la Comarca del Nordeste se sigue la tradición y se realizan verdaderas obras de arte que se pueden contemplar en los trajes típicos de cada pueblo, en sus refajos, en los chalecos y adornos de la indumentaria de cada festividad local.
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