Según los cálculos de Ballester-Olmos, su edad se halla en torno a los 150 años. Está catalogado como monumental, pero para él es un árbol que es en sí un documento histórico, porque evoca a quien lo ve que hace no muchos siglos la ciudad estaba rodeada por un mar verde que comprendía la garriga mediterránea, la vegetación ribereña fluvial del río Turia y los conjuntos vegetales litorales. En este sentido recuerda una anécdota de cuando se restauró el Palau de Benicarló, sede de Les Corts Valencianes. En una de las vigas de madera del alero existía la inscripción: ‘Soc del pinar de Campanar’; es decir, las vigas de Les Corts son hijas de aquella pinada ahora perdida. Lamentablemente, los encargados de la restauración borraron la inscripción.
Valencia Plaza
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