sábado, 20 de junio de 2020

Requinto

Es un tubo cónico de madera con seis agujeros (más dos oídos en la campana que no modifican el sonido). En el extremo más estrecho de ese tubo se coloca una pieza metálica llamada tudel donde se inserta el órgano sonoro, que es una doble lengüeta hecha de caña. La escasa longitud del tubo con respecto a otros instrumentos similares contribuye a su denominación, pues suele estar afinado una quinta más arriba que las dulzainas normales. Aunque la pipa se hace habitualmente con una caña desbastada, no es extraño encontrar alguna pipa hecha de cuerno pulimentado y hasta de los cañones de las plumas de grandes aves como la avutarda.
El requinto tiene el mismo origen que la dulzaina. Sin embargo, la doble vía de desarrollo -en las capillas cortesanas y en el medio rural- es, probablemente, el motivo por el que en la actualidad se encuentran modelos de diverso tamaño. Durante el siglo XIX toda la historia del instrumento dio un giro (al menos en el centro de la Península Ibérica) con la irrupción del músico y constructor Ángel Velasco, pero su actividad no afectó al requinto, sino a un tipo de dulzaina que vio aumentada paulatinamente su longitud y a la que el constructor vallisoletano dotó de llaves para facilitar a los intérpretes la ejecución de melodías cromáticas.
Requinto se suele llamar también a un tipo de clarinete agudo (muy utilizado desde Galicia o Cantabria hasta Murcia o el Levante español) y a una pequeña guitarra (usada en la Mancha y en el sureste de la Península), en ambos casos por tratarse de instrumentos a los que se les ha subido una quinta con respecto a su modelo original. Casi todos los requintos de tipo dulzaina conservados tienen la campana recubierta por una o dos piezas de latón y un refuerzo de la misma aleación en la parte donde encaja el tudel. La madera suele ser de peral o de encina.

Este instrumento se exhibe en la Fundación Joaquín Díaz de Urueña.



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