Este complejo, Monumento Nacional y Conjunto Histórico Artístico, sigue estando habitado por descendientes directos de la familia desde el siglo XII.
El edificio, de marcado carácter militar, consta de tres periodos arquitectónicos. Inicialmente había una torre de madera que desapareció a consecuencia de un incendio y fue sustituida en el siglo XIV por la torre que conocemos hoy, de estilo castellano señorial, mientras que el Palacio gótico renacentista se añadió un siglo después.
El apellido Varona fue concedido en el siglo XII por la batalla de Alfonso de Castilla y Doña Urraca contra Alfonso I ‘El Batallador’, rey de Aragón y Navarra, en los campos de Soria. Doña María Ruiz Pérez hizo prisionero a Alfonso I y Alfonso VI, Rey de León y Castilla, consideró que dada su valentía debería llamarse “Varona”. De ahí el apellido.
Por lo tanto, los Varonas permanecen en el solar desde el siglo XII sucediendo a los Pérez que habían ocupado el terreno desde el siglo VII. Visitar la Torre-Palacio de los Varona supone sumergirse en la vida que acogieron sus habitaciones y salones, recuperados al igual que todo el conjunto gracias a la Diputación Foral de Alava.
El visitante puede deleitarse con objetos de los siglos XV al XX: mobiliario con camas con dosel, alacenas repletas de vajilla de la Cartuja de Sevilla y cristalería de Bohemia, mesas de escritorio y librerías con verdaderos incunables, pianos verticales de Londres, papeles pintados de París, Alsacia y España, y bombillas con el apellido de la familia serigrafiado.
Y es que, según algunos estudios, el hogar de los Varona fue uno de los primeros puntos donde llegó la luz eléctrica.
No hace falta flanquear su puerta de entrada para confirmar su carácter militar. El visitante puede observar desde fuera la mayoría de los elementos defensivos de las fortificaciones medievales, tanto en la torre como en el palacio, así como un foso lleno de agua que lo protege en tres de sus lados.
Alava Turismo
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