Elizondo no se deja intimidar ni por los verdes prados ni por las cumbres borrascosas que limitan el valle. Paralelo al río Baztán se organiza en torno a nobles casonas, todas ellas con su escudo ajedrezado, coquetos puentes y calles con soportales para la lluvia.
Para salirse del estilo montañoso-pirenaico, Elizondo se permite regar el pueblo con esculturas de Oteiza y Santxotena y tener una iglesia como la de Santiago de difícil catalogación.
Un destino muy gastronómico para los franceses que cruzan la frontera y muy auténtico para los que llegan en búsqueda de vida rural con comodidades.
Para salirse del estilo montañoso-pirenaico, Elizondo se permite regar el pueblo con esculturas de Oteiza y Santxotena y tener una iglesia como la de Santiago de difícil catalogación.
Un destino muy gastronómico para los franceses que cruzan la frontera y muy auténtico para los que llegan en búsqueda de vida rural con comodidades.
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