La Senda del Oso, en el valle tevergano del río Trubia, es la segunda ruta de ocio activo más popular de Asturias, después de la universal Ruta del Cares, y la única que puede competir en número de visitantes con la garganta divina de los Picos de Europa.
El río Teverga nace en los manantiales del puerto de la Ventana, límite natural con la comarca leonesa de Babia, y desciende entre hayas y peñascos calizos para crear un fabuloso desfiladero donde apenas hay sitio para el río, la carretera y el trazado de la popular Senda del Oso, una de las iniciativas de ocio activo más interesantes de los municipios de la comarca. El río siempre lleva su camino y nada ni nadie se mete con él, salvo un par de pequeños embalses que alteran su fluir natural por el valle de Teverga. La carretera y la senda se reparten el escaso espacio que deja el río entre las paredes del cañón.
La ruta aprovecha el antiguo trazado de un tren minero, que tenía unos 40 kilómetros de recorrido original, para comunicar los valles de Teverga y Quirós con la ruta de Trubia. Los viejos raíles de la vía férrea ya no existen, ni las viejas estaciones y apeaderos, y el sonido de la locomotora desapareció del desfiladero hace tiempo. Desmantelado el ferrocarril, se creo una vía verde cimentando el suelo con una buena capa de hormigón y ripio para permitir el tránsito de peatones, jinetes y bicicletas, y colocando una barandilla de troncos de madera a lo largo de todo el recorrido.
El río Teverga nace en los manantiales del puerto de la Ventana, límite natural con la comarca leonesa de Babia, y desciende entre hayas y peñascos calizos para crear un fabuloso desfiladero donde apenas hay sitio para el río, la carretera y el trazado de la popular Senda del Oso, una de las iniciativas de ocio activo más interesantes de los municipios de la comarca. El río siempre lleva su camino y nada ni nadie se mete con él, salvo un par de pequeños embalses que alteran su fluir natural por el valle de Teverga. La carretera y la senda se reparten el escaso espacio que deja el río entre las paredes del cañón.
La ruta aprovecha el antiguo trazado de un tren minero, que tenía unos 40 kilómetros de recorrido original, para comunicar los valles de Teverga y Quirós con la ruta de Trubia. Los viejos raíles de la vía férrea ya no existen, ni las viejas estaciones y apeaderos, y el sonido de la locomotora desapareció del desfiladero hace tiempo. Desmantelado el ferrocarril, se creo una vía verde cimentando el suelo con una buena capa de hormigón y ripio para permitir el tránsito de peatones, jinetes y bicicletas, y colocando una barandilla de troncos de madera a lo largo de todo el recorrido.
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