martes, 23 de abril de 2019

Playa de Sable - Val de San vicente

Las desembocaduras de los ríos Nansa y Deva dotan al occidente cántabro de playas semifluviales. 
Para acceder a la del Sable, en la ría de Tina Menor, hay que tomar primero la salida 269 hacia Los Tánagos y luego la de San Vicente. A 500 metros de la rotonda, frente a los talleres Meroni, se encuentra el inicio de la pista (sin señalizar). Espera un pinar con campas usadas para secar ocla (algas) y delante un arenal blanco y de grano fino, de 350 metros de longitud, que se recrea en el estuario del río Nansa, por lo que la mayor o menor presencia de agua dulce o salada dependerá del empuje mareal. 
Con la bajamar, pisando una mezcla de lodo y arena, a uno le entran ganas de caminar un kilómetro para fotografiar la costa. Aunque quizá es más aconsejable visitar el Sable en pleamar, cuando resulta menos fangosa. 
Antes, uno puede avituallarse en el restaurante Royal lll(Casa Azul) con empanada de atún con pisto, bocadillos Benito (uno de los propietarios del local, que diseñó este bocado de pan rústico con bonito, queso de cabra, pimiento y cebolla caramelizada) o palmeras gigantes.

(El País)

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