Casa modernista.
Edificio de cuatro plantas más cámara baja que presenta basamento de piedra y ventanales de rejería enrasada en su planta baja, y gran profusión de balcones sobre repisas de piedra en los pisos superiores.
Destacan la puerta tallada con aldabones de bronce, así como el zaguán y la escalera.
Presenta una excelente puerta de madera labrada.
Se usó mármol negro en portales y escaleras, lo que le daba cierto aire fúnebre.
En 1862 el ingeniero de caminos, alcalde, gobernador civil y prohombre de Jaén, Felipe Mingo Garcia (1825-1888) encargó su construcción.
El inmueble, popularmente conocido como “Casa del Miedo”, aparece fechado en 1866.
La mantuvo en alquiler comunicándola con una casa vecina de su propiedad que daba a Maestra Baja (Calle Martinez Molina).
Perseguido por las desgracias, en 1859 murió en Jaén en trágicas circunstancias su primogénita, Luisa Fernanda.
En 1867 murió en Madrid con 4 años Francisco de Asis, su primogénito.
Tuvo otro hijo, también Francisco de Asis en recuerdo del hijo perdido. Ya en esta casa, en 1873 y con ocho meses, se le escapó a la nodriza desde las galerías altas cayendo al patio y falleciendo.
En aquella casa se comprobó documentalmente hubo también muertes accidentales de inquilinos de la casa.
Un aterrador fantasma recorría todas las noches la plaza en dirección a la mencionada "Casa del Miedo". La puerta de la casa se abría sola en cuanto llegaba el fantasma. Hasta que un hombre valiente harto ya de tanto comentario y miedo en torno al fantasma decidió hacer guardia una noche, en una de las esquinas de la Plaza de San Bartolomé. Al fijarse, vio salir del edifico a un extraño ser vestido de blanco, como si llevara una sabana puesta por encima. Se acercó al fantasma con un arma en la mano. El fantasma rápidamente, se levantó la sábana, dejando al descubierto a un elegante caballero, de carne y hueso. No era ningún fantasma el que paseaba por aquella plaza. Era el amante de una dama que habitaba en la Casa del Miedo.
Felipe Mingo cerró la casa y la abandonó mudándose a la vecina casa de la Calle Martinez Molina.
Nadie quiso alquilarla conociéndose desde entonces como la Casa del Miedo hasta que en 1881 Don Antonio del Aguila y Mendoza (1838-1905), conocido popularmente como el Conde del Aguila (nunca fue conde) propietario de la Casería de los Naranjos, la compró.
En la década veinte, una pandilla de niños, vecinos de los alrededores de la plaza, entraban en la casa abandonada, subiendo a las buhardillas y entre sus travesuras tales como mover tablones, hacer ruidos, accionar los llamadores mediante cordeles. Durante un tiempo causaron el miedo entre los vecinos.
Posteriormente la Casa del Miedo albergó la sede del Catastro de Rústicas. Afirman que muchos de los trabajadores que allí prestaron sus servicios, fueron testigos de numerosos y extraños sucesos. Papeleras que se movían solas, sillas que cambiaban de lugar y papeles que desaparecían.
Hoy la Casa del Miedo es un bloque de viviendas. Parece que todo permanece tranquilo.
Redjaén
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