martes, 30 de julio de 2019

Leyenda de Gratal y Guara

Cuenta la leyenda que Gratal y Gabardiella eran dos amantes que se habían enamorado pese a las constantes prohibiciones del padre de Gabardiella. El viejo Gabardón tenía también otra hija, la bellísima Gabarda, que vivía en los Monegros. Ambos, Gratal y Gabardiella, estaban unidos por el mismo macizo montañoso. Gabardón acudió a su amigo Guara para que le ayudara a separar a la feliz pareja. Y así lo hizo.
Un día empuñó un enorme bastón,  se acercó a ellos y partió en dos lo que hasta entonces sólo había sido una misma montaña. Los enamorados se separaron para siempre y en el hueco dejado por el violento impacto comenzó a manar el río. 
Gratal clamó venganza y la cumplió tiempo después. Una noche que Guara dormía alzó su propio picacho y lo hundió con fuerza en su cuerpo. Del corazón del gigante dormido comenzaron a desprenderse por la ladera del pico de Guara lo que se conoce como Las Pedreras. 
Dicen que las consecuencias de aquella afrenta son todavía visibles hoy: Si se observa atentamente el perfil de la sierra de Guara cuando se llega a Huesca desde Zaragoza se distinguirá la figura del gigante tumbado (o muerto). Desde Siétamo también es identificable. Fraginete es la cabeza, el pico de Guara es el pecho y el Cabezón de Guara serían las rodillas.
La historia de Gratal y Guara ha fomentado los relatos más legendarios que se conozcan. Lo que el curso del Flumen labró pacientemente durante millones de años fue también para otros la estocada vertical de Roldán con su espada. Pero la literatura local, picaresca aragonesa, ha ido mucho más lejos. El popular personaje de Braulio Foz, Pedro Saputo, relató que el caballo de Roldán, saltó de Gratal a Guara y por obra de un maleficio perdió sus  genitales, que flotando sobre el Flumen fueron a parar a las costas de África. Allí fueron tragados por la tierra y creció una planta que fue comida por una yegua en celo. Quedó preñada y parió tres caballos de color blanco, negro y morado que eran más veloces que el viento.
A 15 kilómetros de Huesca capital en dirección Norte (N-330). Tras pasar Apiés, tomar un desvío a Santa Eulalia de la Peña. Una pista conduce al collado de San Miguel, donde hay que dejar el coche. Desde allí, un camino nos lleva a la peña (Salto de Roldán). Se sube a la cumbre por unas escaleras en unos 30 minutos.

Pirineos Digital

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