martes, 9 de febrero de 2010

Procesión das Xás o Xans


Procesión das Xás o Procesión das Xans: procesión semejante a la Santa Compaña pero que se diferencia en que no son fantasmas de muertos los que van en ella, sino fantasmas de vivos.

Marchan en dos hileras y llevan un ataúd. Cuanto más cerca del ataúd van los miembros, más inminente es su muerte. Los que van más lejos pueden tardar hasta tres o cuatro años. El que se encuentra con esta procesión, sólo la ve, pero no la siente. El encuentro se da casi siempre en los cruces de los caminos, donde es costumbre detenerse con los difuntos para que los curas echen responsos.

Si el que la encuentra es un amigo de los que van en la procesión, lo único que le hacen es llevarlo por el aire a otra parte; si es enemigo, le dan una gran paliza y lo arrastran por las zarzas.
Son pocas las personas que ven la procesión das Xás, pues para esto se necesita poseer una de estas condiciones: que el padrino de quien la ve rezase mal el credo cuando lo bautizaron, o bien que el cura cambiase los santos óleos confundiendo los de la extrema unción con los del bautismo. Tal error se puede remediar bautizándose de nuevo.

(Según Wikipedia)

El Gallo del Viento - Granada

Había en el Albaicín de Granada, al otro lado del río Darro, frente a la Alhambra, un edificio antiguo al que conocían como la casa del Gallo del Viento porque en su torre-mirador había una veleta que representaba a un jinete armado y la inscripción:

Dice el sabio Aben Hamuz
Que así se defiende el andaluz.

Aben Hamuz fue el capitán de Tarik que ocupó Granada cuando los musulmanes conquistaron la Península.

Los moros consideraban esta veleta un talismán milagroso e interpretaban su leyenda como un aviso de que Granada debía mantenerse armada y fuerte como el caballero representado, pero, al propio tiempo, dúctil y atenta a girar con los vientos dominantes. Y, ciertamente, esa combinación de fuerza y diplomacia fue lo que permitió al reino musulmán de Granada sobrevivir durante dos siglos y pico en la vecindad de castellanos o magrebíes, más fuertes que él.

Un día, reinando en Granada Muley Abu Hassan, una tormenta descargó sobre la ciudad tal tromba de agua que el Darro se desbordó y ocasionó muchos destroros en los barrios más humildes de la ciudad. Cuando escampó, el rey contempló el destrozo desde el mirador de la sala del trono y reparó en que los vientos habían arrancado la veleta de la casa del Gallo del Viento.

-El reino está condenado -murmuró.

Al poco tiempo, las tropas de los Reyes Católicos invadieron la vega de Granada con unos cañones cuyo estampido concertado imitaba la tempestad que derribó al jinete talismánico de la casa del Gallo del Viento.

Boabdil, el último rey moro, entregó a los cristianos la ciudad y el reino que habían pertenecido al islam durante ochocientos años.

(según Juan Eslava Galán en España insólita y misteriosa)