sábado, 30 de agosto de 2014

Batalla de Belchite

Esta batalla nada tiene que ver, como verá quien lea lo siguiente, con la que se libró durante la Guerra Civil en el mismo lugar.
Bloqueaba el cartaginés Amílcar la ciudad de Hélice o Vélice, la antigua Bellia, que se cree con fundamento fuese Belchite. Llamaron los beliones en su socorro a otros celtíberos. Uno de sus caudillos o régulos, llamado Orissón, fingió ser amigo y auxiliar de Amílcar, y pasó a su campo con un cuerpo de tropas, con la intención de volverse contra él en ocasión y momento oportunos. Notable y extraña fue la estratagema de que los españoles entonces se valieron.
Delante de sus filas colocaron gran número de carros tirados por novillos, a cuyas astas ataron haces embreados de paja o leña, que encendieron al comenzar la refriega. Acuciados por el fuego, los novillos embistieron furiosos contra las filas enemigas, causando horrible espanto a los elefantes y caballos y desordenándolo todo. Cargan los confederados sobre los cartagineses, y aprovechando Orissón la oportunidad del momento, únese a los celtíberos y hace en las fijas enemigas horrible matanza y estrago. El mismo Amílcar pereció, y los restos de su ejército se refugiaron en Acra-Leuka. 
El ardid de que se valió Orissón para derrotar a los cartaginenses debía constituir una diversión pública entre los celtíberos, y de ella se cree son reminiscencia: el toro júbilo, que se corre en algunos pueblos de la provincia de Soria; el toro de la pólvora, usando en la Mancha; el zetcenzusko, en las Vascongadas, y otros varios toros de fuego, que forman parte de muchas fiestas españolas. 
Sucesor de Amílcar fue Asdrúbal, su yerno. Deseoso de vengar la muerte de su suegro y de castigar la traición de Orissón, entró por las tierras de Hélice, llevándolo todo a sangre y fuego. Es tradición que Orissón cayó en su poder y que Asdrúbal logró satisfacer su venganza: la Historia no vuelve a hablar de aquel caudillo.

(Miguel Moreno Jara)

martes, 26 de agosto de 2014

Calle de Amaniel - Madrid

Se encuentra entre la plaza del conde de Toreno y la calle del Con­de-Duque. Distrito 1 (Centro). Barrio de la Universidad.
Toda esta zona fue en tiempos un bosque muy frondoso donde proli­feraba la caza. Sabida es la afición que muchos monarcas de Castilla y de España han tenido a ese deporte, y por ello no es de extrañar que estas frondas fuesen en épocas pasadas escenario de numerosas monterías reales. El nombre de Dehesa y Eras de Amaniel vino de su dueño, Lope de Ama­niel, ballestero que fue del rey Enrique II de Castilla.
Cuando la villa se convirtió en corte fue ésta una de las zonas por donde se desarrolló su crecimiento; el frondoso bosque de Amaniel fue siendo poco a poco talado y la caza desplazada hacia terrenos más pro­picios.
Ya en tiempos de Felipe IV se formó nuestra calle, que adoptó el nombre del antiguo dueño de los terrenos, a pesar de que en el plano de Texeira se rotula Gumiel.
Del ancestral bosque de Amaniel, que antiguamen­te se exten­día desde la Moncloa hasta el pueblo de Valnegral, aproximada­mente donde hoy está el paseo de Recoletos, sólo queda hoy como vestigio la Dehesa de la Villa, que también se ha visto amenazada por alguna que otra vía rápida para los dichosos automóviles.

Las lápidas vadinienses

Las primeras noticias de Vadinia y los vadinienses aparecen por obra del historiador Ptolomeo, hacia el año 150 después de Jesucristo, es decir después de la conquista romana. Este historiador romano cuenta que el pueblo de los Cántabros estaba integrado por ocho tribus o comunidades, entre las que cita a Vadinia.
La denominación y localización de cada una de ellas ha sido objeto de numerosos estudios, que las han situado en lugares muy diversos en el Norte peninsular. Cada autor sacaba sus propias conclusiones.
Entrado el siglo XX las numerosas lápidas encontradas (sesenta y cinco) han permitido fijar el ámbito geográfico de Vadinia. Los vadinienses eran la tribu cántabra más occidental, ocupaba los valles del nacimiento de tres ríos: Sella, Esla y Porma, entre Cistierna y Cangas de Onís.
Las lápidas, que proceden de los siglos I a III de nuestra era, son grandes cantos rodados sin tallar en los que se menciona a los propios autores, a sus familiares difuntos y a sus animales. Tres han sido encontradas en Riaño, una en La Puerta, otra en Carande, cinco en el valle de San Pelayo y otra en Lois.
Una de las encontradas en San Pelayo (ver en fotos anteriores) está dedicada por un padre (Aliomo) a su hija de dieciocho años (Maisontina), y aporta un elemento raro: lleva incorporada una cruz que, con toda probabilidad, se añadió en época posterior, en la que la población había sido cristianizada; puede ser una cruz visigótica o románica. Más difícil es llegar a situar sobre el terreno el poblado que dio nombre a la tribu. Incluso se duda de que haya existido tal poblado. Podría haber sido un castro próximo a Peña Santa, cuyos habitantes habrían sido dispersados por ambas vertientes de la cordillera como consecuencia de la conquista romana.
La opinión mayoritaria se decanta por situarla en algún lugar próximo a Riaño o a Cangas de Onís.
Volviendo a las lápidas, elemento decisivo para hacer algo de luz sobre este asunto, la mayoría de ellas, cincuenta, han sido halladas en la actual provincia de León, y el resto, quince, en Asturias; éstas parecen más toscas y de época más tardía, lo que ha dado pie a concluir que la expansión de la población se dió desde la montaña leonesa hacia los valles asturianos, al ser las leonesas más refinadas y romanizadas. Esta argumentación reforzaría la tesis de una Vadinia en algún lugar próximo a Riaño.
Notas: Las lápidas vadinienses se pueden admirar en el Museo Arqueológico de León.
Texto extraído de los libros “El Concejo de Burón”, de D, José Mª Canal; “Roma contra Cántabros y Astures”, de D. Eutimio Martino, y sobre todo de “Riaño: Cinco villas” de D. José Mª Canal. Por Alberto Gómez. Octubre 2004.

El Museo del Pan - Mayorga

El pan forma parte de nuestra cultura y está presente en nuestra alimentación desde tiempos inmemoriales. Conocer mejor este producto, sus variedades, sus procesos de elaboración, su presencia en otras culturas, su evolución a lo largo de la historia, son algunos de los muchos aspectos que giran en torno a este alimento y que desconocemos.
La Diputación de Valladolid, dentro de su política turístico-cultural, se ha planteado la creación de un museo dedicado al pan, con un doble objetivo, por un lado que la gente de la zona pueda conocer mejor este alimento en todos sus aspectos, que son muchos y muy variados, determinante del paisaje, generador de riqueza y cultura, elemento básico en nuestra dieta diaria, etc. y por otro dar a conocer el pan de Valladolid fuera de la provincia.
Con la ubicación del Museo del pan en la Iglesia de San Juan en la localidad de Mayorga de Campos, la institución pretende potenciar y dinamizar la comarca de la Tierra de Campos, como un elemento más, potencialmente generador de turismo y cultura.
El Museo del Pan es un proyecto didáctico donde el visitante no solo contempla la historia del producto origen del mismo, sino que también asiste a una parte práctica que le permite descubrir por completo la esencia del Museo.

 ITINERARIO POR EL INTERIOR DEL MUSEO

PLANTA TERCERA: LOS CEREALES. Comenzaremos la visita con un viaje sensorial descubriendo el mundo de los cereales.
PLANTA SEGUNDA: LA MOLIENDA. Conoceremos el mundo del molinero y los diferentes tipos de molinos, desde los más sencillos y antiguos hasta los de la tecnología más moderna.
PLANTA PRIMERA. LA PANIFICACIÓN. Muestra un recorrido histórico sobre la fabricación del pan y descubriremos el mundo de los hornos de pan y de los panes.
PLANTA BAJA: Recorreremos el mundo cultural que ha ido conformando la cultura del pan: refranes, curiosidades científicas, la dieta y su valor nutritivo, la presencia del pan en la religión y sus manifestaciones. Presenciaremos la elaboración del pan en el obrador totalmente equipa do para las dos producciones de pan fundamentales: el pan de flama y el pan candeal.

domingo, 24 de agosto de 2014

La Jarchas

Una jarcha es una breve composición lírica que constituía la parte final de un poema en árabe llamado moaxaja, típico de la Hispania musulmana.
La jarcha más antigua parece ser de mediados del siglo XI y la más moderna de la primera mitad del XIV. Frecuentes sobre todo entre finales del siglo XI y principios del XII La mayoría de las jarchas están compuestas en dialecto hispanoárabe coloquial, pero una pequeña parte lo están en la lengua romance que utilizaban los andalusíes; como consecuencia de ello, constituyen los ejemplos más antiguos que se conocen de poesía en lengua romance.
Fueron escritas por poetas cultos árabes y judíos, que tomaban como modelo la lírica románica tradicional. Pudieron recogerlas del folclore popular, o bien adaptarlas a sus necesidades métricas (pues debían integrarse en la moaxaja) o bien componerlas de nueva creación, a partir de moldes tradicionales.
 La importancia de las jarchas radica en que ayudan a aclarar los orígenes de la literatura española, ya que prueban que en la península ibérica también existía poesía lírica antigua. Hasta el descubrimiento de Stern, la épica era considerada la raíz de la literatura española.

Jarcha en mozárabe:
 ¡Tant' amáre, tant' amáre,
 habib, tant' amáre!
 Enfermaron uelios gaios,
 e dolen tan male.

Traducción al castellano:
 ¡Tanto amar, tanto amar,
 amigo, tanto amar!
 Enfermaron unos ojos antes alegres
 y ahora duelen tanto.

Fea, pobre y portuguesa

Los trámites para el casamiento de Fernando VII con la princesa Isabel de Braganza tenían que llevarse en secreto, hasta el punto de que el propio ministro de Estado no tenía la menor noticia de ello pero cuando los enviados de Fernando llegaron a Rio de Janeiro supieron con asombro que la corte de Brasil había hecho pública la noticia de la proyectada boda.
Era la nueva reina gordita. mofletuda, cara de pálido color y ojos saltones, gran nariz y pequeña y torcida boca. Por otra parte llegaba a Madrid sin dote alguna y sin el ajuar principesco de costumbre en estos casos, por lo que el pueblo de Madrid quedó asombrado y no faltó quien, anónimamente por supuesto, colocase a la puerta del palacio real un papel en el que se leía:

“Fea. Pobre y portuguesa
¡Chúpate esa!”

A los dos meses de casada, la reina sintió los primeros síntomas de embarazo lo cual alegró al rey. que veía así asegurada la sucesión.

(según Carlos Fisas)

Calle de las Aguas - Madrid

Es una pequeña calle cuyo nombre está vinculado a su origen, como no podía ser de otra manera.
Había en este lugar unos baños públicos en tiempos de los árabes, baños que fueron demolidos en época de Alfonso X. Era tal la abundancia de agua en la zona, que servía para suministrar el líquido elemento a los Caños de San Pedro el Viejo.
Estas aguas regaban las huertas del Pozacho que estaban en el paraje sobre el que se extiende el Viaducto. También servía para el lavado de los intestinos de las reses del matadero, derivando el agua sobrante por una alcantarilla de fábrica.
En época de grandes lluvias se rebosaba esta zona y el arroyo de las fuentes de San Pedro, aglomerándose allí también diversas corrientes, por lo que a aquel paraje y, luego a la calle, se les denominó de las Aguas. Pero también es posible que el nombre se deba a que hubo un hombre llamado Juan de Aguas que vivió allí en el Siglo  XVII.
Esta pequeña calle apacible y poco transitada, está formada por casas antiguas. Pedro de Répide, que nació en Madrid en 1882 y que fue cronista de la villa, recuerda que allí estuvo una vez el Teatro de Talía,

viernes, 22 de agosto de 2014

Origen del linaje de los Guzmán


Pocos título nobiliarios presentan una historia tan interesante como el de Medina Sidonia. ligado desde sus comienzos al apellido de los Guzmanes) Según las crónicas de Barrantes Maldonado y de don Pedro de Medina, que se conservan en el archivo de la casa ducal, los ancestros de tan ilustre familia hay que buscados en tiempos de Ramiro I, rey de León. “Y como este monarca tuviese continuas guerras con los moros de que la mayor parte de Ia España estaba llena vino a la ciudad de León un caballero de Bretaña, señor da la cosa de Toral” descendiente de los godos antiguos, hermano de Herus Pogio (Herud Pogio según el códice de la Biblioteca Nacional), que a la sazón era duque de Bretaña. Estando este caballero un día con el dicho Rey Ramiro, entraron mensajeros da los reyes moros, los cuales dijeron al dicho rey les diese el tributo de las 100 doncellas que el rey Mauregato, su antecesor, les daba” amenazándole que “donde no. que le harían cruda guerra”, como así fue. “En esta batalla de Clavijo se señaló mucho este caballero bretón, el cual andando peleando decía, “Gotman, Gotman”, que quiere decir “Dios hombre, Dios hombre”. Porque Got en lengua alemana quiere decir Dios, y man hombre. Así que este caballero por su devoción andando peleando, decía: “Dios hombre. Dios hombre”, lo cual decía muchas veces” como diría agora todo buen cristiano andando en pelea. Jesucristo. Jesucristo”.
Terminada la batalla, Ramiro I ordenó llamar a este caballero Gotman, y así fue como ocurrió hasta que. corrompido el nombre, todo el mundo comenzó a llamarle Guzman. Otra versión asegura que el nombre de Gotman quiere decir hombre godo o de linaje de godos, ya que este caballero Bretón descendía de la sangre real de los godos.
Sea como fuere, parece ser que don Ramiro casó al caballero Gotman con su hija. Este primer Guzmán traía por armas un escudo azul con dos calderas «jaqueladas de amarillo y colorada, y en las asas unas cabezas de sierpe con una orla blanca a la redonda del escudo, con armiños negros, que son las armas de los duques de Bretaña».

 

jueves, 21 de agosto de 2014

La guasa de Cádiz

Muchos hablan de la guasa de Cádiz. ¿Pero qué es? ¿Es quizá aquella que emana de las coplas en carnaval? La guasa de Cádiz es la espera en el puente Carranza, ¡los ratitos viendo pasar Mobilettes como purasangres!; es el pedazo de estadio Carranza. ¿Qué tendrá? ¿O qué tendrán los que compren los bajos del mismo? Como sea igual que un patio de vecinos, ¡verás para encalar!...
Y la guasa es toda esa zona azul... ¡Qué guasa! Porque la guasa es eso, ¿no? Picaresca, poca vergüenza, sacarle los cuartos a algún pringao..., como yo. La guasa es que haya una sola zona azul sin diferenciar en una misma línea de costa (del Campo del Sur a Cortadura), pero que dependiendo de a qué altura te encuentres, tenga horarios distintos, de lectivos y de fin de semana; o dicho de otra manera, unos con los horarios de siempre y otros para quedarse con algún pringao..., como yo.
Esa es la guasa de Cádiz, que al Ayuntamiento de esta ciudad se le ha pegado.

(20 Minutos)
Digan Vds. si no tiene guasa el pizarrón que reproduzco.

El paseo de los Tristes

Aunque el Paseo de los Tristes se llama oficialmente Paseo del Padre Manjón, se le conoce por este nombre porque era el lugar por donde pasaban los cortejos fúnebres camino del cementerio.
 Llamado en la antigüedad paseo de la puerta de Guadix, el Paseo de los Tristes fue, hasta el siglo XIX, uno de los más concurridos y en él se celebraban fiestas de toros y cañas, para lo cual se cubría con andamiaje el cauce del río Darro.
Se hizo, en 1609, en terrenos cedidos por los señores de Castril, y aún se conserva el pequeño edificio cuadrado con su cuerpo alto en forma de torrecilla, y en cuya fachada aparecen los escudos de Granada, elevado junto al puente de las Chirimías. La fuente que ocupa el centro del Paseo de los Tristes se hizo en 1609.
 A la izquierda del Paseo de los Tristes, frente a la Alhambra, se extendía el barrio de los Axares que significa "de la salud y el deleite", al que también llamaban hospital de Africa, por su hermosura y la templanza de su clima

El Conde bandido

Coalla el sanguinario. Gonzalo Peláez, conde y bandido. El malhechor medieval asturiano que, apoyado por el obispo de Oviedo, aterrorizó a los asturianos durante años y llegó a quemar y saquear  la villa de Grado.
Este noble-bandolero  vivió en el cruce de los siglos XIII y XIV  y fue el representante asturiano de una legión de nobles europeos que se dedicaron a asaltar caminos y a cometer fechorías en beneficio propio, en una época muy compleja de cambios sociales y económicos difícilmente asimilables por esos guerreros que veían llegar el fin de sus tiempos.
Crisis de la Edad Media en su última etapa en la que los valores cambian y en donde asoma ya el mundo moderno, el del Renacimiento y el resurgir del comercio y con él, el de las ciudades.

martes, 19 de agosto de 2014

La Castañada - Barcelona

La Castañada (Castanyada, en catalán) en Barcelona y en toda Catalunya es una fiesta tradicional que se celebra en otoño, la noche previa a Todos Los Santos.
La Castanyada es una festividad popular que tiene como protagonistas las castañas, boniatos y, sobre todo, los panellets, pequeñas bolas de almendra con distintos sabores: coco, chocolate, piñones… Todo esto, que se come a la hora del postre de la cena de la noche de la castanyada, se acompaña con Moscatell, un vino dulce típico también de esta festividad.
Parece que el origen de la castanyada proviene de la noche de la noche de Todos Los Santos, la gente se reunía para hacer tocar las campanas en conmemoración a los difuntos. Era una tarea dura y comían castañas y boniatos para aguantar toda la noche.
Los más jóvenes se han dejado influenciar por Halloween. De hecho, son bastante típicas las fiestas de Halloween en discotecas y locales. La mayoría, sin embargo, combinan ambas tradiciones y hacen la cena en casa con familia o amigos con lo tradicional de la castanyada y luego siguen la fiesta más a lo Halloween en algún local.

El Tubo - Zaragoza

El Tubo es un entramado de estrechas calles de Zaragoza que alberga la principal zona de tapeo de la ciudad y la de más solera. Se puede acceder directamente desde Plaza de España y estaría formado por la zona comprendida entre El Coso, Alfonso I, Don Jaime I y Mendéz Núñez.
Las calles que forman este conjunto son: 4 de Agosto, Mártires, Libertad, Ossau, Cinegio, Estébanes, Blasón Aragonés, Pino y Plaza Sas.
Destacan el mítico café cantante El Plata o el antiquísimo restaurante Casa Lac, uno de los más antiguos de España y de Europa que data de 1825.

lunes, 18 de agosto de 2014

Los comendadores de Córdoba

La Leyenda de los comendadores de Córdoba o leyenda de la torre de la Malmuerta está basada en un hecho histórico ocurrido en 1448 en la ciudad de Córdoba. El protagonista fue Fernando Alfonso de Córdoba, caballero Veinticuatro de la ciudad, quién asesinó a su esposa, Beatriz de Hinestrosa, y a Jorge de Córdoba y Solier, comendador de Cabeza del Buey, que la había seducido. Además asesinó a Fernando Alfonso de Córdoba y Solier, hermano del anterior y comendador de Moral, siendo ambos hermanos caballeros de la Orden de Calatrava y primos del asesino.
La venganza de Fernando Alfonso también alcanzó a otros individuos, entre otros a varios criados y familiares suyos.1
El protagonista de la leyenda, Fernando Alfonso de Córdoba, falleció en la ciudad de Córdoba en 1478.

(Wikipedia)

El Roble de las Grijas - Robredo de las Pueblas

Nos desplazamos hoy a uno más de los pueblos situados en los confines de Burgos, Robredo de las Pueblas, buscando este y otros fantásticos robles.
Para llegar a Robredo, situado en el confín noroccidental provincial, hemos de ir necesariamente a Robredo. En el camino, nos maravilla el precioso y relajante paisaje y, ya en el pueblo, se respira una especie de halo de buen ambiente (buen rollo), con juventud incluso, que dan casi ganas de quedarse.
Yendo al tema que nos ocupa, el nombre ya nos da bastantes pistas: "Robredo": lugar de robles (por cierto, su pueblo vecino es Ahedo: lugar de Hayas). Y buscamos el más famoso, situado en la ladera que nace hacia la parte inferior de la iglesia, y apenas a unos 100 metros de la misma. Ahí lo tenemos, un monumental ejemplar, pese a que empieza a mostrar algunas ramas ya secas, de más de seis meses de perímetro.
Nos cuenta Cesar Javier Palacios en su libro "Árboles singulares de Burgos" que el nombre proviene de su ubicación en una zona de guijarros, pero lo que más llama la atención es la curiosa historia asociada con el árbol, que recojo tal cual se menciona en el libro:
"Venancio Ruiz, un vecino enriquecido en México visitó su pueblo natal en 1907. Por entonces, se estaba generalizando en la zona la tala de robles para su uso como traviesas de ferrocarril. Y admirado por la corpulencia de este árbol, que había conocido desde niño, entregó al ayuntamiento 50 pesetas para que nadie pudiese cortarlo, ni tan siquiera podarlo, a no ser sus ramas secas.
Palacios recoge la anécdota por boca de una descendiente del indiano, que además le informa de que también contribuyó a la mejora de la iglesia y casa rectoral, aunque no tanto al bienestar ni del pueblo ni de su propia familia. El caso es que el eco de este personaje ha llegado hasta hoy, pues tanto la calle-carretera del pueblo como una cruz de piedra llevan su nombre.
Una anécdota que no narra Palacios en su libro es la siguiente: Al parecer un anciano con dificultades de movimiento y amigo de la bebida gustaba de dormir la siesta bajo la sombra de tamaño árbol. Estando en esta tesitura una de las famosas tormentas de verano se cernió sobre el pueblo y un rayo cayó sobre una de las ramas del árbol (que aparece efectivamente cercenada). El caso es que el anciano no sólo se levantó como si tal cosa, sino que recuperó su andar normal. En todo caso el milagro tenía fecha de caducidad, pues el personaje al que nos referimos ya murió.

(Tierras de Burgos)

domingo, 17 de agosto de 2014

Fiesta del Plenilunio - Tiermes

El yacimiento arqueológico de Tiermes acoge la Fiesta del Plenilunio, una original ceremonia nocturna llena de magia y misterio que reivindica el origen celtíbero de Tiermes hace más de 2.000 años, antes de convertirse en municipio romano. Coincidiendo con las noches de luna llena, los pobladores celtíberos salían de sus casas, hacían una gran hoguera, saltaban y bailaban alrededor del fuego. Con un objetivo puramente lúdico, en la actualidad, Tiermes, situado en el término municipal de Montejo de Tiermes (Soria), en el límite con las provincias de Segovia y Guadalajara, acoge las noches de luna llena la Fiesta del Plenilunio, que comienza con una cena celtíbera, antes dar paso a un rito que se celebra con los druidas Termestinos, entre antorchas, hogueras y el llamamiento al Dios Celtibérico Lug.
La fiesta culmina con una degustación de migas y melikraton  (elaborado con vino caliente, miel y hierbas) bailando y saltando la hoguera para cargarse de buenas energías.
Esta celebración está impulsada desde hace más de una década por Manuel de Pablo, responsable del Hotel-Restaurante Termes, con la ayuda de los voluntarios de las excavaciones arqueológicas de Tiermes y reúne cada mes a centenares de personas que se divierten evocando la cultura celtíbera hasta altas horas de la madrugada.
Los visitantes pueden participar directamente en el rito o tomar parte en el banquete celtíbero e incluso alojarse en el propio alojamiento.

sábado, 16 de agosto de 2014

El cerillero del Café Gijón

Alfonso González Pintor nació en el pueblo minero de Barruelo de Santullán, en Palencia, en el seno de una familia republicana, anarquista, de izquierdas. Falleció en Madrid a los 72 años.
Cuando sus amigos del Café Gijón de Madrid le rindieron homenaje, en 2004, el novelista y académico Arturo Pérez-Reverte, su amigo, escribió para la placa que le entregaron, y que está donde él tenía su negocio en el café: "Aquí vendió tabaco y vio pasar la vida Alfonso, cerillero y anarquista".
A su padre lo mataron en la guerra, él estuvo a punto de ser uno de aquellos niños que fueron a Rusia, pero se quedó en España, y en Madrid pasó tiempos muy duros. Él decía que, para subsistir, tuvo que recoger colillas, y luego ya vendió tabaco en el Gijón.
Era un hombre de bien, su humor era, decía uno de sus grandes amigos, su compañero José Bárcena, camarero y escritor, el de un castizo que no se casaba con nadie. En su lugar -donde está la placa- vendía a diario, desde 1976, cerillas, tabaco, periódicos, lotería, pero, además, vendía lo que no cobraba: dinero. Muchas veces, esos amigos de siempre que se situaban a su derecha en la tertulia cotidiana del Gijón, le pedían dinero, para sus partidas, y para la partida de la vida; decía Manuel Vicent, que le tuvo mucha ley, que era el banco más seguro de Madrid, "el hombre que se lo sabía todo, el prestamista más legal". El pintor José Luis Fajardo lo dijo así: "Tenía tanto sentido del humor que te prestaba dinero a última hora de la noche". ¿De dónde sacaba el dinero que prestaba? De los ahorros, mayormente, y de su generosidad; ni recordaba cuánto, ni lo reclamaba. Tenía en la memoria de los demás una fe sin límites, y en el secreto una de las divisas de su vida.
Su manera de ser era, pues, la del confidente divertido; a su alrededor veía la vida, y la contaba a media voz, como si no se creyera ni lo grande ni lo pequeño. Su presencia confería continuidad a esa imagen que siguen teniendo del Café Gijón los que -como hicieron Francisco Umbral y tantos otros- vienen a Madrid por primera vez y tienen la ilusión de tocar en su puerta el umbral de las glorias literarias.
Dejó de trabajar al tiempo que el Gobierno prohibía, también en el Café Gijón, la venta de tabaco. Un cerillero que no podía vender tabaco. No tuvo que padecer la contradicción; sufrió un accidente de automóvil, tuvieron que operarle las costillas, se recuperó, pero le sobrevino luego una neumonía que resultó fatal. En las últimas semanas, sus compañeros vendían su mercancía, pero su puesto ya no lo podrá ocupar nadie, y deja un hueco sentimental muy hondo.

Calle de la Abada - Madrid

Esta calle se encuentra entre la plaza del Carmen y la Gran Vía de Madrid.
Una abada es un rinoceronte hembra. Palabra ya aceptada por la Real Academia, su origen es portugués. Y con portugueses, de una u otra forma, están relacionadas las diversas tradiciones que pretenden explicar el origen del nombre de esta calle.
En la época de Felipe II la zona era prácticamente descampa­do, perteneciente al antiquísimo Monasterio de San Martín. En sus eras, más o menos donde hoy está la calle, había un corralón en el que se expuso a la curiosidad de los madrileños una abada. Pero, ¿de dónde salió el anima­lito? Según unos, fue un regalo del goberna­dor portugués de Java al Rey Felipe II, recién ceñida por éste la corona de Portugal. El problema es que, con la distancia que hay de las Islas de la Sonda hasta España, o bien la abada tenía una resistencia tre­menda o el barco que la trajo era una maravilla de velocidad y nave­gación.
Más verosímil puede ser la segunda tradición, que dice que unos saltimban­quis portugueses trajeron el bicho como atrac­ción. Pero un día mató a un mozo de los cercanos hornos de la Mata, que quiso hacer una gracia a costa del rinoceronte y se encontró hecho trizas por él (o ella). Además, se escapó, y acabó con otras veinte personas antes de poder ser capturado en las eras de Vicálvaro. El fin de la abada tiene otra versión, y es que, sabiendo determinados magnates madrile­ños que el cuerno del rinoceronte presuntamente potenciaba la libido, alguno de ellos hizo envenenar al animal y le substrajo el preciado apéndice.
Durante mu­cho tiempo, tras este suceso, se vendie­ron, no sólo en Madrid, sino en toda España y parte de Europa, los polvos mágicos y también miles de anillos hechos del cuerno, que, por lo tanto, debió de ser excepcionalmente aprove­chado.
Quizá lo más verosímil sea que el prior de San Martín, máxi­ma autoridad en la zona, harto de los escándalos que formaría el pueblo al ver la extraña atracción, expulsase de sus terrenos a los titiriteros, y eso sí, si es que alguna vez trajeron una abada a Madrid en el siglo XVI.

(Madrid-Sus viejas calles)

miércoles, 13 de agosto de 2014

La fiesta de la "Santina"

Hoy vamos a descubrir una fiesta tradicional del norte de España: el Día De Asturias. Se celebra el 8 de septiembre en honor a la Virgen de Covadonga, patrona de la comunidad autónoma, a la que los asturianos llaman cariñosamente “Santina”.
Para encontrar el origen de esta fiesta nos tenemos que remontar a la época visigoda cuando los musulmanes invadían España. Cuentan que durante la batalla en Covadonga la virgen le dio fuerzas al Rey Don Pelayo. Esa batalla fue ganada por los cristianos y a partir de ella comenzó la reconquista de España. Se le atribuye a la virgen la victoria de la batalla.
Entre otros actos, ese día en Covadonga se dice una misa presidida por el arzobispo de Asturias y se lleva en peregrinación de vuelta a la virgen a la cueva.
En el resto de Asturias también se celebran misas solemnes por la virgen y la gente suele ir a comer el tradicional “bollo preñau” y a tomar unas sidras al campo.
Muchos peregrinos aprovechan esa fecha para rendir homenaje a la virgen y acuden caminando desde diferentes puntos de Asturias hasta Covadonga.
Para las que visitáis por primera vez Covadonga quizás os interese conocer una leyenda que existe sobre la fuente que hay bajo la cueva que dice:

 “La virgen de Covadonga tiene una fuente muy clara;
la niña que de ella bebe dentro del año se casa.
Al llegar a Covadonga no bebas agua, morena,
si, como dijiste ayer, prefieres vivir soltera.”

La "Casa del miedo"

La casa del miedo dio que hablar hace décadas entre aquellos de espíritu más débil que vivían en Jaén.
Situada en la Plaza de San Bartolomé, frente a la iglesia, durante años se habló de una casa abandonada en la que se oían ruidos, y se producían extraños fenómenos que se relacionaron con la presencia de duendes.
La casa se era en realidad la del Conde del Águila y fue edificada por el arquitecto Felipe Mingo como casa de pisos para alquiler, que se comunicaba con la del propietario, en la calle Martínez Molina. Al parecer, se usó mármol negro en portales y escaleras, lo que le daba cierto aire fúnebre. Allí se produjo un dramático accidente que costó la vida de un niño de corta de edad, hijo del conde, que murió al caérsele desde una ventana a una criada. Poco después murieron otros vecinos. La casa se cerró y empezó a decirse que en la casa "había miedo".
En la década veinte, una pandilla de niños, vecinos de los alrededores de la plaza, entraban en la casa abandonada, subiendo a las buhardillas y entre sus travesuras tales como mover tablones, hacer ruidos, accionar los llamadores mediante cordeles. Durante un tiempo causaron el miedo entre los vecinos.

El duende Martinico

Es el duende castellano por excelencia.
Ácrata, agitador profesional, que lleva el desorden y la subversión en las viviendas donde desarrolla sus actividades caseras, Se le ha descrito generalmente como rechoncho, rabón, algo diablejo, de estatura tirando a chaparro (casi aspecto simiesco). Bastante inestable emocionalmente (pues son legendarios sus cabreos cuando es importunado); generoso, solidario con los hombres y mujeres, a los que no duda en dar mano en caso de necesidad, como de gastarle las peores jugarretas. Tiene peligrosos y secretos poderes que utiliza para transmutarse en animal (motivo por el cual algunos autores los emparentan, en forma lejana, con las hadas). Su color preferido es el rojo.
Posee extrema debilidad por aparecer con hábitos de fraile.
En un relato donde se presenta una familia de hidalgos preparándose para mudarse a Valladolid (debido a las “bromas” del Martinico) descubren como éste (descrito como “frailecillo pequeño”), se les aparece con el “equipaje” al hombro, uniéndose así a la comitiva. Por lo que se le puede relacionar con el duende “Motilón” o “Mochilón”.
Ser fantástico de la familia de los duendes vestido de frailón o frailuco, con grandes hábitos y cubierta la cabeza y parte del rostro con la capucha del hábito, donde en el fondo brillaban unos ojos terroríficos que despedían llamas y dejaban mudos de espanto.

lunes, 11 de agosto de 2014

El fantasma del Castillo de Almodóvar del Río

El castillo de Almodóvar del Río, en la provincia de Córdoba, es el mejor conservado de Andalucía. Desde este castillo, situado en el cerro de La Floresta, se obtienen una de las mejores vistas que existen de la Vega del Guadalquivir.
Y, como todo castillo que se precie, tiene su propia leyenda… La de la Princesa Zaida. Según cuentan las crónicas, hace casi mil años que la princesa musulmana Zaida se refugió en el castillo de Almodóvar. Huía de los almorávides, que asediaban Córdoba. En Almodóvar esperó en vano a que su amor, el príncipe Al Mamum, escapara del asedio. El 28 de marzo de 1091, el alcázar cordobés cayó y el príncipe fue asesinado.
La princesa Zaida se despertó a la hora exacta de su muerte y, vestida con una túnica blanca, subió a la Torre del Homenaje. Sólo pudo ver cómo se aproximaba un caballo blanco sin jinete y se sumió en la desesperación. La leyenda segura que cada 28 de marzo se puede ver a la princesa, que sigue paseando por el castillo en busca de su amor.

Historia de las Tapas

Se asegura que fue, nada menos,  el rey Alfonso X "El Sabio" quien dispuso que en los mesones castellanos no se sirviese vino si no era acompañado de algo de comida. Esto evitaba que el vino subiese rápidamente a la cabeza.
La tapa, al principio, se depositaba sobre la boca de la jarra o vaso servido, por lo que "tapaba" el recipiente: de ahí el origen de la palabra. Servía para acompañar la bebida y para evitar que algún "visitante volador" entrase en el preciado líquido. En aquellos tiempos la tapa consistía en una loncha de jamón o en rodajas de chorizo o de otro embutido y, a veces, era sustituido por una cuña de queso.

(A tapear)

sábado, 9 de agosto de 2014

Las Lamias

Este conocido personaje mitológico es mitad mujer mitad animal. La parte superior del cuerpo de Lamia es de una hermosa mujer y las extremidades inferiores pueden ser como las de una gallina, un pato o una cabra. Sin embargo, en la zona costera, la parte inferior es como la de un pez. Entre sus ocupaciones destacan: hilar con rueca y huso; construir dólmenes, puentes y casas; y lavar la ropa por la noche.
Pero la actividad que más agrada a Lamia es peinar su larga melena, con un peine de oro, a la orilla de ríos o lagunas. Habita en cuevas, remansos de arroyos, en manantiales y estanques.
Se alimentan con pan, tocino y sidra que exigía a las personas, o con pan, cuajada y leche que le ofrecen sus devotos. También se dice que viven del ‘no’, esto es, ellas cobran los impuestos no declarados por los labradores. Esta es la razón por la que aparecen como defensoras de la honradez, y en contra del fraude.
Es frecuente que pidan ayuda bajo amenaza a los humanos para algunos trabajos, como el de matrona. Cuando una Lamia está en agonía, reclama la presencia de una persona, ya que no puede morir sin que la vea antes una persona humana y recite una plegaria ante ella. En otros momentos sin embargo, la Lamia puede presentarse cortésmente ofreciendo ayuda.
Son frecuentes los enamoramientos de Lamias y jóvenes lugareños, ya que éstos quedan deslumbrados por su belleza.
La extinción de estos fascinantes personajes mitológicos se relaciona con la construcción de ermitas, el repicar de las campanas y el rezo de los creyente. Todo indica que la cristianización pudo ser la causa de la extinción de éste antiguo genio.
Reza una leyenda que a un pastor, cuyo rebaño cuidaba entre los montes Anboto y Arangio, se le aparecían las Lamias a menudo, y éstas le danzaban por los aires para diversión del joven. El pastor no sabía que eran Lamias y se lo pasaba muy bien con ellas. Con una de ellas entabló una especial amistad, e incluso ella lo acompañaba a su casa. Un día la joven le regaló una sortija y se prometieron matrimonio. El pastor le contó todo a su madre que preocupada pidió consejo al cura del pueblo. Éste, receloso, le dijo que observase las piernas de su prometida. El joven así lo hizo y se dio cuenta que sus piernas eran como las de un pato. Entonces quiso sacarse la sortija del dedo, pero por más que lo intentaba no lo conseguía, por lo que no tuvo más remedio que cortarse el dedo. Le entregó el anillo a la Lamia, dedo incluido, y volvió a su casa donde se curó y, se acostó. La Lamia se quedó muy disgustada, y al parecer el pastor nunca más se despertó.

(Koldo Alijostes)

Luis I, el reinado más breve de la historia de España

El 31 de Agosto de 1724, tras doce días de enfermedad y menos de ocho meses de reinado, Luis I muere de viruelas. Contaba 17 años. creo que fue el reinado más breve de nuestra historia , si se exceptúa el de Felipe el Hermoso quien, por otra parte, era rey consorte mientras Luis I lo era de pleno derecho.
Sorprendió la abnegación de la joven reina, Luisa Isabel de Orleans que permaneció en vigilia permanente a la cabecera del enfermo sin temor al contagio que, finalmente, se produjo pero sin el fatal desenlace del de su marido.

Eran famosas en la Corte las desavenencias de la real pareja desde el mismo comienzo de su vida marital, iniciada cuando él tenía 16 años y ella 15. Pronto la reina dio muestras de su independencia, falta de sentido y mala educación, para escándalo de todos y vergüenza del rey.
Se ha llegado a decir que paseaba desnuda por los jardines del Buen Retiro.
Aconsejado por su padre, Luis I la condenó a no vivir en el Buen Retiro y permanecer encerrada en el Alcázar.


viernes, 8 de agosto de 2014

Antonio Maura y su oratoria

Antonio Maura intervenía por primera vez en un debate parlamentario.
Admirado de su oratoria, Cánovas pregunto:
¿Quien es ése?
El interrogado contestó:
Maura, el cuñado de Gamazo.
Pues me parece, -replicó Cánovas- que muy pronto Gamazo será el cuñado de Maura.

Lantarón

Es el Neptuno cántabro, el rey del mar que baña las costas de Cantabria.
Su forma es parecida a la humana, pero sus pies son enormes, con los dedos unidos por una membrana. Tiene el cuerpo robusto y musculoso, la piel oscura, verdinegra como las algas y muy brillante, y unas manos fornidas y nudosas. La cabeza es ovalada, con dos ojos enormes y saltones.
Lantarón suele acercarse a tierra cuando la marea está baja y se queda inmóvil en un saliente de las rocas contemplando el vaivén de las olas. Sólo se alimenta de pulpos, a los que arranca del fondo con sus recias manos y se los come lentamente mientras sus ojos contemplan la amplitud de su reino.
Lleva en la mano una recia vara de saúco, árbol sagrado de cuyas bolitas negras, mezcladas con leche de sirena hace un brebaje que por la noche le hace fluorescente y le otorga sus poderes sobrenaturales.

jueves, 7 de agosto de 2014

La madre de Juan de Austria

En febrero de 1545 nacía el fruto de los amores de Carlos I con una joven flamenca llamada Bárbara Blomberg. A pesar de que el emperador contaba sólo cuarenta y cinco años puede hablarse  de una pasión senil. Los achaques y los abusos en la comida y en la bebida habían convertido en un viejo a aquel hombre maduro. La gota le atosigaba y estaba continuamente en manos de médicos y su unión con la rolliza Bárbara no puede explicarse mas que por haber sucumbido a una tentación que, por lo demás, su posición social hacía fácil.
El niño fue separado de su madre que en 1548 contrajo matrimonio con un tal Jerónimo Kagel, pequeño empleado en la corte de María de Austria. En 1569 enviudó y el rey Felipe II le concedió una pensión de 4.944 florines. Llevó desde entonces una vida un tanto alegre y disipada. Dada a los lujos y a las galas se le tuvo que llamar la atención repetidas veces.
El hijo fue el celebre Juan de Austria, que sólo conoció a su madre cuando fue nombrado gobernador de los Países Bajos en 1577. Se puede suponer cómo fue el encuentro al saber que la envió a España, a donde llegó el 3 de marzo del mismo año desembarcando en Laredo.
A la muerte de su hijo se le atribuyó una renta de 3.000 escudos que gastaba en comidas y vestidos. Al final se retiró a Colindres, en donde murió en 1598.
Está enterrada en el convento de franciscanos de Escalate.


(Historias de la historia - Carlos Fisas)


Lo que no tiene León



Dos cosas tiene Boñar,
dos cosas tiene Boñar
que no las tiene León
el Maragato en la torre,
y en la plaza el Negrillón,
el Maragato en la torre,
y en la plaza el Negrillón.

El Maragato:Es una figura de hombre de madera situado en la torre de la iglesia junto a las campanas, haciendo el efecto de tocarlas y hacerlas sonar. Fue creado por un carpintero de la villa, Desiderio Cañón.

El Negrillón, ayer
El Negrillón: este tronco de árbol, pese a estar hoy muerto y seco, es el símbolo de la Villa de Boñar. Bien conservados sus restos en la plaza de su mismo nombre, es decir, en la Plaza del Negrillón, la historia del mismo parece arrancar en el siglo XVI.
El Negrillón, hoy
Gracias a las podas y los cuidados llegó a ser alto y robusto. En los años ochenta, la grafiosis se pone de manifiesto en la península ibérica atancándole; a pesar de que se le aplicaron diversos tratamientos curativos vía radicular, no se logró su recuperación, quedando el tronco y un par de ramas anchas.

miércoles, 6 de agosto de 2014

Nueva Barcelona en los Balcanes

El pasado año se cumplieron tres siglos de la firma del Tratado de Utrech, un acuerdo que marcó el fin a la Guerra de Sucesión española y supuso la subida al trono de los Borbones en la figura de Felipe V. Tras la contienda, muchos de los que habían apoyado al archiduque Carlos, representante de la Casa de Habsburgo, se vieron obligados a abandonar el país.
Ese fue el caso de un buen número de habitantes de Barcelona, ciudad que, tal y como narra Javier Sanz en el blog «Historias de la Historia», se resistieron a aceptar la autoridad del nuevo rey Borbón hasta septiembre de 1714. Tras la caída de la Ciudad Condal, buscaron refugio en territorios como Nápoles, Flandes, Cerdeña o Sicilia, a los que, obligada por el Tratado de Utrech, había renunciado la Corona española.
Sin embargo, el rey Felipe no se había resignado a su pérdida y en 1733 reconquistó Nápoles y Sicilia. Los emigrantes catalanes que se habían refugiado allí se vieron obligados a volver a huir, esta vez a Viena. Una vez allí, sin recursos y sin forma de ganarse la vida, malvivían vagabundeando por las calles, por lo que las autoridades decidieron reubicarlos en algún lugar donde no molestasen.
El lugar elegido fue un territorio pantanoso de la península de los Balcanes conquistado hacía poco tiempo y que hoy ocupa la ciudad serbia de Zrenjanin. Con esta solución, además de quitarse un problema, utilizaron a los catalanes para repoblar la frontera que les separaba de los turcos.
Así, entre 1735 y 1737 y financiados por el Sacro Imperio, unos mil catalanes fueron embarcados y llevados a su nuevo hogar a través del Danubio. Allí fundaron Nueva Barcelona, comenzaron la construcción de aquella nueva ciudad donde plantaron las primeras moreras para alimentar a los gusanos de sus fábricas de seda. Pero el sueño de un nuevo hogar solo duró tres años.
Los enfrentamientos entre los Habsburgo y el Imperio otomano se reanudaron y la zona ocupada por los catalanes sufrió numerosos ataques por parte de los de los turcos, que, además, introdujeron la peste en la ciudad. La epidemia diezmó la población y los pocos que sobrevivieron abandonaron Nueva Barcelona, de vuelta a Buda o Viena.
Su rastro se perdió. En 1808 un incendio arrasó lo que quedaba de la ciudad, llevándose con él todo rastro de los emigrantes catalanes. En Zrenjanin solo la presencia de moreras recuerda hoy la existencia del truncado sueño de Nueva Barcelona.


ABC Tecnología - bitacoras.com

Una noche toledana

El dicho popular “pasar una noche toledana” (hace referencia a cuando se ha pasado mala noche y no se ha podido dormir), tiene su origen en un hecho ocurrido en Toledo en el año 797, siendo emir de Córdoba Al-Hakam I (nieto de Abd al-Rahman I).
Los toledanos siempre han sido un pueblo rebelde e insubordinado contra sus opresores y siempre trataron de vivir con cierta independencia.
Al-Hakam I decidió acabar con esa “rebeldí­a” por la vida más rápida y sanguinaria. Mandó un nuevo gobernador, Amrus, a Toledo para llevar a cabo sus planes. Las órdenes del nuevo gobernador era hacerles creer que gobernarí­a con independencia y aceptarí­a sus reivindicaciones. Su meta, ganarse su confianza.
Amrus llegó con buenas palabras y fue un buen gobernador hasta que los nobles toledanos se confiaron y el plan de Al-Hakam comenzó a tomar cuerpo. Con la excusa de la llegada del prí­ncipe heredero al trono de Córdoba, Abd al-Rahman II,  Amrús invitó a toda la nobleza a su residencia para agasajar con un banquete la visita del heredero. Los nobles, confiados, se pusieron sus mejores galas y allí­ se presentaron. La guardia personal del prí­ncipe esperaba tras una puerta por donde iban entrando, uno a uno, los nobles de Toledo. Tras la puerta les esperaba un foso, cavado para tal propósito, donde eran arrojados tras ser degollados.
Fueron degollados muchos (unas crónicas hablan de cientos, otras de miles) hasta que alguien grito:¡Toledanos, es la espada, voto a Dios, la que causa ese vapor (de la sangre) y no el humo de las cocinas!
Los que todaví­a no habí­an entrado pudieron escapar, pero Al-Hakam I consiguió sus objetivos y Toledo se calmó durante muchos años.

martes, 5 de agosto de 2014

El padre Falgás y la campana de Mont

La ermita de Mont no tenía campana. El campanario estaba vacío, y el viejo cura que servía la ermita, el padre Falgás, tenía por ello mucha pena. Le hubiera gustado poder tocar a misa, despertando a los feligreses todas las mañanas, y por la tarde llamarlos a la hora del rosario, después de haberles señalado la hora del descanso y la comida con el toque de ángelus.
Además, era muy devoto de la Virgen y deseaba dedicarle un alegre repiqueteo en la víspera de su fiesta.
Pensando en la manera de obtener la campana, se fue un día a Girona. Por instinto, se dirigió a la casa de un fundidor amigo suyo. En aquel momento acababan de sacar de la fundición una campana de la medida de la que él necesitaba para su campanario.
El padre Falgás, queriendo gastar una broma a su amigo, le preguntó para quién era aquella esquila.
El fundidor, molesto por la pregunta, contestó que para él, si la podía levantar y ponérsela.
El padre Falgás tuvo entonces una inspiración. Él levantaría la campana y la llevaría a la ermita.
Buscó por allí algo con que sujetarla, y vio, en un rincón, una viga. La cogió y la pasó por el ojo de la campana. Después la levantó como si fuera una pluma y se la cargó de forma que la esquila le quedara en el hombro, junto al cuello.
Echó a andar de prisa, para que el fundidor no se arrepintiera de lo que había dicho, hacia la ermita de Mont. Al pasar por las rocas de la Rossoladora, pisaba tan fuerte y tan rápido, que las huellas de sus pies quedaron grabadas, como si el suelo fuera de cera.
Atravesó una era, en la que había unos hombres trillando. Al verle tan cargado con la viga y la campana, se rieron de él y le dijeron que si creía que no iba todavía bastante cargado, le llenarían la campana de trigo.
El padre Falgás les dijo que sí, que le llenaran la campana. El trigo le vendría muy bien para amasar pan durante el invierno.
Los payeses, convencidos de que no podría levantarla, le pusieron en la campana el trigo que cabía dentro.
El padre Falgás cogió la campana con las dos manos, y apostó con los mozos a que ninguno de ellos le alcanzaba. Dos de los muchachos echaron a correr detrás de él; pero el padre llegó a la ermita de Mont con mucha ventaja.
Colgó la campana, puso el trigo en el granero y aquella tarde llamó a los fieles a la hora del rosario, con la sorpresa de todos los payeses de las masías de alrededor, que acudieron a ver la nueva campana de Mont.


(tiocarlosproducciones)


 

 

El Arroyo de la Degollada

Festejaban aún los cristianos de Toledo la entrada victoriosa de Alfonso VI en la ciudad y vigilaban sus angostas calles patrullas de jinetes y soldados castellanos intentando evitar reyertas, cuando el joven y apuesto capitán leonés Rodrigo de Lara vio en un ajimez a una bellísima morita que miraba embelesada, sin cubrir su rostro, su esbelta figura y las cabriolas de su brioso caballo. Rodrigo quedó hechizado con su insinuante y dulce sonrisa y con la limpia mirada de sus rasgados y negros ojos, pasó dos veces más ante la casa, seguido de su escolta, y desde aquel día no dejó de rondar por aquella calleja con la esperanza de ver a la mocita agarena detrás de una baja celosía. 
Zulema o Zahira (que así la han llamado quienes han soñado su nombre o han bebido en las antiguas crónicas) era hija de una hacendado musulmán que se afanaba en buscarle un rico marido. Vivía bajo su severa autoridad y poco sabía de la alegría y bullicio de las calles, ni de los aromas de rosas y jazmines que vendían los perfumistas en el zoco, pero la providencia había puesto a sus servicio una esclava cristianizada que le hablaba de Jesucristo y de la vida de Santa Casilda, y había brotado en su mente un vivo deseo de recibir el bautismo, tomando el nombre de la princesa de su raza que había abrazado la religión del Nazareno. La fiel sirvienta, que conocía los anhelos de su joven ama, se hizo cómplice del caballero leonés y la reja de Zulema fue testigo de sus frecuentes y secretas visitas y del nacimiento de un romance lleno de ilusiones y de esperanzas. Zulema habló a su enamorado de sus deseos de hacer cristiana, de llamarse Casilda y de tener a su lado a un hombre capaz de defenderla de la venganza que sufriría por su apostasía. Él le juró respetar su honra y casarse con ella y prepararon la fuga con la ayuda de la esclava.
El padre de Zulema estaba ausente. Esperaron la noche, no había luna, las calles estaban desiertas y nadie acechaba desde las azoteas. Era el momento oportuno. Rodrigo aguardó en una esquina cercana. Embozado con su capa, subió a su amada a la grupa de su corcel y partieron a galope con ansias de llegar a la capilla de un castillo cercano, donde esperaba un sacerdote para bautizarla y celebrar las bodas.
Al llegar al torreón de la cabeza del puente de Alcántara le dieron el alto los centinelas. El valiente leonés se presentó ante ellos como capitán de las mesnadas; se abrieron los portones a su paso y continuaron la marcha por el camino romano que los conduciría a su feliz destino. 
Despuntaba ya el alba y cabalgaban confiados divisando a lo lejos las siluetas de la mezquita mayor y las torres del Alcázar, cuando salieron a su encuentro dos jinetes sarracenos que merodeaban por aquellos parajes. Al ver a una joven ataviada a la usanza musulmana, con pañuelo de fina seda en la cabeza, y los pies y manos alheñados con artísticos dibujos, montada a la grupa del caballo de un cristiano, pensaron que la llevaba cautiva y le increparon. El intrépido caballero no soportó la afrenta, clavó el acicate de su espuela en el flanco de uno de sus potros y trató de escapar emprendiendo una vertiginosa carrera perseguido por los agresores.
Al llegar a la vaguada de la vertiente cercana al arroyo se precipitaron por los peñascales y al intentar cruzarlo cayeron a tierra. Los moros los alcanzaron y en la refriega uno de ellos dio un tajo mortal con su cimitarra en el esbelto cuello de Zulema. 
La leyenda cuenta que el enamorado capitán no se amedrentó al ver malherida a su amada: sacó su lanza, mató al asesino y obligó a huir a su compañero. Al ver que Zulema tenía aún un soplo de vida se quitó el yelmo y la hizo cristiana con el agua del mismo arroyo, imponiéndole el nombre de Casilda, como ella había deseado. Después tomó su cuerpo inerte en sus brazos, lo puso sobre su corcel y continuó cabalgando...
Al llegar frente a la torre de Hierro, que se alzaba próxima al embarcadero de la Virgen del Valle pidió socorro a los guardianes, atravesó el Tajo en la barca de pasaje que se hallaba en el lugar, y siguió la triste y lenta marcha para llevar a su amada a la iglesia mozárabe de San Lucas, donde recibió cristiana sepultura. 
Pocos días más tarde tomaba el hábito de novicio en el monasterio cluniacense de San Servando un joven y apuesto caballero llamado Rodrigo de Lara, que no quería vivir en este mundo sin tener a su lado a la mocita de sangre agarena que le había sonreído, un día, desde un ajimez de una casa musulmana; y dicen que el prior le concedía especial licencia para ir a rezar cada tarde a la orilla del arroyo donde había cerrado los ojos por última vez la mora-cristiana que quiso llevar el nombre de Santa Casilda.
Los Toledanos, celosos de sus tradiciones y de sus leyendas, no olvidaron esta bella historia de amor y se asegura que llamaban ya, desde tiempos inmemoriales, "Arroyo de la Degollada" al arroyuelo que baja al río Tajo desde los altos de la Legua y de la Sisla.

(Fuente: toledo-turismo.com)

lunes, 4 de agosto de 2014

Alfonso el Magnánimo en Nápóles

La voluble reina de Nápoles, Juana II, había adoptado al rey de Aragón, Alfonso V, como su heredero. Estando Alfonso en Nápoles para ayudarla y a la vez asegurarse la herencia, Juana cambió de opinión y, poniéndose del lado de sus enemigos, los lanzó contra el aragonés. Cuando se preparaba el ataque, la reina dijo a los sorprendidos soldados que no sabían bien contra quién peleaban: «Herid a los bien vestidos y bien montados.» Era cosa sabida entonces que los napolitanos no tenían apenas ropa que ponerse encima, estaban por lo general peor equipados que los aragoneses y muy pocos poseían caballos.
La consigna resultó en aquella ocasión. Los aragoneses fueron derrotados. Doscientos soldados murieron y quedaron prisioneros los principales señores aragoneses y catalanes que iban con el rey.
Pasado un tiempo, Alfonso V se apoderó de Napóles y lo incorporó a la corona de Aragón. Fue entonces cuando, por su carácter generoso y alegre, recibió el nombre de «el Magnánimo».
Se cuenta que durante la conquista de aquel reino italiano, habiendo sitiado a Gaeta, los defensores de la ciudad hicieron un día salir por sus puertas a millares de mujeres, ancianos y niños para quitárselos de encima y poder defender mejor la plaza. Cuando se iban acercando al campo aragonés, algunos caballeros aconsejaron al rey que los enviara de vuelta a la ciudad. La respuesta del Magnánimo fue típica: «Prefiero —les dijo— no conquistar Gaeta antes que faltar a las leyes de la humanidad con esta pobre gente.» Acto seguido, ordenó los recibieran y les dieran alimentos, ya que habían sido abandonados por sus propios compatriotas.

(Leyendas y anécdotas de la Historia de España – Fco. Xavier Tapia)