jueves, 24 de julio de 2008

Santa María de la Cabeza (Madrid)


María de la Cabeza nació en Madrid o no lejos de esta localidad. Sus padres, piadosos y honestos, pertenecían al grupo de los llamados mozárabes [del árabe musta'rab, "arabizado", con este nombre se conocía a los cristianos que vivían bajo la dominación musulmana en al-Andalus]. Fue esposa de san Isidro Labrador. No es fácil decir con qué santidad y trabajos llevó su vida de mujer casada. Sus ocupaciones eran arreglar la casa, limpiarla, guisar la comida, hacer el pan con sus propias manos, todo tan sencillo que lo único que brillaba en su vida eran la humildad, la paciencia, la devoción, la austeridad y otras virtudes, con las cuales era rica a los ojos de Dios. Con su marido era muy servicial y atenta. Vivían tan unidos como si fueran dos en una sola carne, un solo corazón y un alma única. Le ayudaba en los quehaceres rústicos, en trabajar las hortalizas, y en hacer pozos no menos que en el oficio de la caridad, sin abandonar nunca su continua oración.


Como ambos esposos no tenían mayor ilusión que llevar una vida pura y fervorosamente dedicada a Dios, un día se pusieron de acuerdo para separarse, después de criar su único hijo, quedándose él en Madrid, y ella marchándose a una ermita situada en un lugar próximo al río Jarama [la ermita templaria de Nuestra Señora de la Piedad, en Torrelaguna, donde a su muerte sería enterrada]. Su nuevo género de vida solitaria, casi celeste, consistía en obsequiar a la Virgen, hacer largas y profundas meditaciones, teniendo a Dios como maestro, limpiar la suciedad de la capilla, adornar los altares, pedir por los pueblos vecinos ayuda para cuidar la lámpara, y otros menesteres.

miércoles, 23 de julio de 2008

Madrid, Capital de Armenia


León V de Lusignán era rey de Armenia desde que fue coronado en Sis en 1374.
Al año siguiente fue hecho prisionero por los mamelucos, llevado a El Cairo y encerrado en prisión. Se le ofreció la libertad si abjuraba del cristianismo y se hacía mahometano. León se negó. Su esposa murió en el cautiverio.
Envió mensajeros a las diversas cortes europeas pidiendo auxilio y rescate para obtener su libertad. Entre los que le contestaron figuran Juan I de Castilla y Pedro IV de Aragón y III de Cataluña. Una vez lograda su liberación, el monarca armenio se trasladó a Europa y visitó al Papa Clemente VII, del que sólo obtuvo buenas palabras, y al rey de Aragón, que le consoló como pudo pero no le socorrió con dinero. Por fin, Juan I de Castilla, en un arranque de generosidad, le otorgó el señorío de Madrid, Andújar y Villareal con sus rentas, amén de 150.000 maravedíes de renta.

Y ya tenemos a León V señor de Madrid independiente. Se instaló en el Alcázar y durante tres días hubo fiestas en la nueva capital de Armenia para celebrar a su nuevo señor. De todos modos, aunque prometió confirmarles los privilegios de que gozaban, se desentendió de los madrileños hasta el punto que el 12 de octubre de 1383, pocos meses después de su llegada, el rey de Castilla tuvo que prometer a los pobladores de Madrid que aunque lo hecho hecho estaba, a la muerte de León V volvería la villa a ser castellana y prometía no enajenarla nunca más. Siete días después, León recibía el homenaje de sus nuevos vasallos consolados por la promesa del rey castellano.

Así fue como Madrid se convirtió durante unos años en capital de Armenia y no por conquista traicionera sino por donación de un rey castellano.

León V se cansó pronto. No duró mucho su estancia en la nueva capital de Armenia. Se fue a Navarra y luego a Francia y murió en París en 1393, aunque ya antes, en 1391, las cortes Castellanas y el rey Enrique III habían revocado la donación, devolviendo a los madrileños la nacionalidad castellana.
Sin embargo, conservaron la pensión de 150.000 maravedíes concedida al efímero rey.

El Sireno de Liérganes


Esta historia, narra la desaparición misteriosa de un curioso personaje cántabro llamado Francisco de la Vega Casar, más conocido como "el hombre-pez de Liérganes" (localidad donde hay un monumento en su memoria).


Nació en 1628 y su temprana habilidad para la natación le sirvió para ser considerado el primer nadador de largas distancias de la Historia de España. Al parecer, tenía una extraña afección en la piel que le daba un aspecto escamado, razón por la cual sus paisanos, asombrados tanto por su aspecto como por su capacidad para nadar, le dieron el apodo de "el sireno" y extendieron el rumor de que era una especie de tritón.


Enviado por su padre a Bilbao para que aprendiese el oficio de carpintero, desapareció misteriosamente en la ría en la víspera de San Juan de 1673. Seis años después, en 1679, reapareció en la bahía de Cádiz cubierto de escamas y habiendo perdido la razón y el habla. Al regresar a su tierra vivió nueve años de modo extravagante, siempre iba descalzo y de vez en cuando pronunciaba las palabras "tabaco", "pan" y "vino".


Se le tuvo por loco hasta que un día desapareció de nuevo en el mar sin dejar rastro y esta vez para siempre.

Luis Candelas


"El dinero está mal repartido y no es justo que mientras unos van en coche, los demás se arrastren por el lodo. Así pues, los que nivelamos las fortunas, sin matar ni hacer daño, por supuesto... ejercemos una industria que hacen mal en perseguir". Esta era la máxima de Luis Candelas, un bandolero que actuó en las calles de Madrid en el primer tercio del siglo XIX.Luis Candelas fue un bandido por iniciativa propia. Nació el 9 de febrero de 1804 en el seno de una familia acomodada en el castizo barrio de Lavapiés. Tenía estudios, sabía leer y escribir y la lectura era una de sus grandes aficiones. Pero su posición privilegiada no le impidió ser bandido urbano.
Entre sus amigos de juventud se encontraban los golfos del barrio, algo que su padre no veía con muy buenos ojos. Sus intentos para lograr que su hijo cambiara de amistades fueron inútiles. Candelas empezó a meterse en líos en plena adolescencia.Con 15 años fue procesado por robo. Al no probarse finalmente su participación en el delito, Candelas vio en esta ocupación una forma de ganarse la vida.
Cuenta la leyenda que en su primera época como delincuente , entre 1823 y 1830, su ocupación consistía en conquistar a las mujeres y vivir a costa de ellas.Su primera estancia en la cárcel la tuvo cuando aún no tenía la mayoría de edad. Fue detenido por merodear a altas horas de la noche por la plaza de Santa Ana. Al poco tiempo salió en libertad.Con 19 años perdió a su padre, lo que le hizo replantearse su vida. Por un tiempo trabajó como librero pero pronto volvió a actuar.
Con 21 años fue condenado a seis años de cárcel por robar dos caballos y una mula.En los años posteriores sus entradas y salidas a la cárcel fueron frecuentes. Otra máxima que rigió la vida de este bandolero decía: “Uno tiene sus necesidades, no ha nacido para trabajar en oficios mecánicos, y cuando se ha recibido alguna instrucción y se han leído libros como yo (...)”. Esta afirmación hacía suponer que a Candelas le gustaba vivir bien. Aparte de ser un pícaro tenía fama de vago. En sus tiempos de bandolero siempre huyó de la violencia. Se dice que en los atracos se comportaba correctamente y a veces con extrema delicadeza. Candelas llegó a formar una banda con la que daría grandes golpes.
Fue ejecutado el 6 de noviembre de 1837.