martes, 11 de diciembre de 2012

El perro Canelo

El pasado 9 de diciembre se cumplieron  diez años de la triste pérdida de Canelo, el perro de los gaditanos”. Fue la fatídica mañana del 9 de diciembre de 2002, cuando un Volvo oscuro terminó con la vida de este fiel animal arrollándolo en el paso de peatones que tantas veces había cruzado a las puertas del Hospital Puerta del Mar. Un triste final para un perro que demostró la lealtad hacia su dueño hasta el final de sus días.
Pero la historia de Canelo empezó mucho antes, en concreto, en el año 1990, cuando su amo ingresó por última vez en el centro sanitario para someterse a una diálisis. Esa mañana los dos amigos se despidieron como de costumbre, con un “espérame aquí, compañero”, una frase que explica la vida de Canelo a partir de ese momento. Ese día algo salió mal y el amo nunca volvió a reencontrarse con su perro. Pero su fiel escudero no podía comprender que su amigo ya no estaba vivo. Ya le había acompañado muchas veces hasta el hospital y su compañero siempre había vuelto. Así que, tal como le dijo al entrar, le esperó, y lo hizo no sólo un día, ni dos, ni tres, ni una semana, ni un mes, sino 12 años, día tras día, con viento, lluvia, frío o calor. Durante su larga espera llegó a ser denunciado y fue trasladado a la perrera hasta en dos ocasiones, provocando movilizaciones populares de vecinos y protectoras de animales, que finalmente consiguieron su indulto.
Desde ese momento, la Asociación Agaden se hizo cargo del animal, apadrinándolo y proporcionándole las vacunas y los permisos necesarios para que pudiese seguir esperando a su dueño sin tener más problemas, amparado por la Ley.
Hubo gente de dentro y fuera de Cádiz interesada en apadrinar a un perro tan querido y famoso en todo el mundo por su enternecedora historia. Canelo pasó por dos adopciones, pero no quería otro hogar que no fuera el de su amo, por lo que tuvo que ser devuelto a la calle antes de que muriera de pena.
Dos años después de su muerte, por iniciativa de Agaden, con el visto bueno del Ayuntamiento, la asociación protectora de animales y las federaciones de vecinos 5 de Abril y Cadice, se decidió darle su nombre a una calle peatonal que el animal frecuentaba. En el mismo callejón se colocó una placa de bronce con el torso en relieve del animal conmemorativa de este acto de fraternidad y de amor incondicional. En la placa se puede leer aún: “A Canelo, que durante 12 años esperó en las puertas del hospital a su amo fallecido. El pueblo de Cádiz como homenaje a su fidelidad. Mayo de 2004.

(texto de Gema Freire)

El Hayedo de Montejo

Dice la leyenda que ciertos carboneros y leñadores de Montejo afirman que el bosque conocido como El Chaparral está habitado por duendes y hadas y que éstas, juguetonas y curiosas, gustaban de engatusar a los visitantes y caminantes del bosque con sus caricias y dulces cánticos. Estos cantos tan melosos y atractivos servían para llevar a los paseantes hasta sus guaridas y convertirlos en animales tales como la lagartija o el petirrojo, con el objetivo de dotar al mencionado bosque de mayor número de habitantes y lograr así mayor encanto

domingo, 9 de diciembre de 2012

A queimada

La Queimada es una fuerte bebida alcohólica de la tradición gallega y está muy presente en las fiestas y celebraciones.
Según la tradición, esta bebida tomada tras la pronunciación del conjuro funciona como protección contra maleficios, además de mantener a los espíritus y demás seres malvados alejados del que la ha bebido.


Tradición - Todo el ritual de preparación está dirigido a alejar a los malos espíritus y a las meigas que, según la tradición, acechan a los hombres y mujeres para intentar maldecirles ya sea por diversión, por venganza, por algo que han realizado anteriormente, o por cualquier otro motivo. Cualquier ocasión es buena para realizar una queimada: una fiesta, reuniones familiares o de amigos. Tras la cena, en la oscuridad de la noche (que es uno de los mejores momentos para realizarla), los comensales se reúnen alrededor de la queimada, para animar los corazones y estrechar los lazos de amistad. Uno de ellos se encargará de darle el toque final levantando con un cucharón el líquido en llamas y dejándolo caer poco a poco en el recipiente mientras pronuncia el conjuro, lo que crea un ambiente muy especial.

Ingredientes - Sus ingredientes principales son el aguardiente y el azúcar, a los que generalmente se les añade: corteza de limón o naranja, unos pocos granos de café sin moler. A eso se le pueden añadir trozos de manzana, uvas o algún otro ingrediente, los cuales se añaden de forma independiente según la tradición de la zona.
La buena receta, en vez de frutas, que eso es de la sangría, la queimada original sólo lleva corteza de limón, y además, se le añade entre 200 y 120 gramos de azúcar por cada litro de aguardiente, sin olvidar los granos de café.
En varias zonas de Galicia, la forma tradicional de prepararla es dentro de una calabaza, a la cual se le corta la parte superior y se le limpian las hebras interiores, con lo cual la queimada acaba adquiriendo el sabor de la calabaza la cual es ingrediente y recipiente.


Preparación - En un recipiente de barro cocido se vierte el aguardiente y el azúcar en la proporción de unos 120 gramos de este por litro de aquella, los demás ingredientes y se remueve.
En un recipiente más pequeño (generalmente el cucharón con el que se remueve) se coge aparte una pequeña cantidad de queimada, sin limón ni café (sólo el aguardiente y el azúcar disuelto), se mojan los bordes del cucharón con la bebida y se le prende fuego. Cuando esté ardiendo se mete el cucharón en el recipiente grande hasta que el fuego se extienda por toda la superficie. A continuación se revuelve lentamente dejando que suban las llamas del alcohol y creando cascadas con ellas.
A continuación se pone en el cucharón solo azúcar y se coloca sobre la queimada hasta que este se derrite convirtiéndose en almíbar, que se vierte sobre las llamas y se remueve.
Se revuelve hasta que consumido el alcohol la queimada se apague por sí sola, o sólo queden los bordes ardiendo, que no se apagaran.
Cuando empieza a apagarse, pero mientras el aguardiente aún arde, se recita el "esconxuro" (también llamado conxuro). Se sirve la queimada caliente, cuando se haya apagado casi por completo, incluyendo también los granos de café, cascara de limón, trozos de manzana y naranja y se bebe. En ocasiones hay que soplar para apagar alguna de las llamas que llegan al vaso, para no quemarse.


Conxuro o Esconxuro - A continuación el esconxuro que se recitará en voz alta y que espantará a los malos espíritus y a las meigas:

Mouchos, curuxas, sapos e bruxas
Demos, trasnos e dianhos, espritos das nevoadas veigas.
Corvos, pintigas e meigas: feitizos das mencinheiras.
Podres canhotas furadas, fogar dos vermes e alimanhas.
Lume das Santas Companhas, mal de ollo, negros meigallos, cheiro dos mortos, tronos e raios.
Oubeo do can, pregón da morte; fucinho do sátiro e pé do coello.
Pecadora lingua da mala muller casada cun home vello.
Averno de Satán e Belcebú, lume dos cadvres ardentes, corpos mutilados dos indecentes, peidos dos infernales cus, muxido da mar embravescida.
Barriga inútil da muller solteira, falar dos gatos que andan á xaneira, guedella porra da cabra mal parida.
Con este fol levantarei as chamas deste lume que asemella ao do Inferno, e fuxirán as bruxas a cabalo das sas escobas, indose bañar na praia das areas gordas.
¡Oíde, oíde! Os ruxidos que dan as que non poden deixar de queimarse no agoardente quedando así purificadas.
E cando este breraxe baixe polas nosas gorxas, quedaremos libres dos males da nosa alma e de todo embruxamento.
Forzas do ar, terra, mar e lume, a vós fago esta chamada:
si e verdade que tendes mais poder que a humana xente, eiquí e agora, facede que os espritos dos amigos que están fóra, participen con nos desta Queimada

Pontevedra celta

Cuenta una leyenda que la ciudad de Pontevedra fue erigida por el griego Teucro, sobrino de Príamo, hijo de Telamón y rey de Salamina, el mejor de los arqueros clásicos (había recibido del propio Apolo su arma) y héroe de la guerra de Troya. Algunos incluso sostienen que él fue uno de los guerreros escondidos en el caballo de madera que los griegos introdujeron con ardid en la ciudad sitiada.

Teucro fue repudiado por su padre, que lo acusó de no haber defendido ni vengado a su hermanastro Ajax, aunque él siempre sostuvo que, tristemente, se había quitado la vida.


Obligado a partir en busca de mejor destino y repudiado por su linaje, Teucro navegó errante hasta que, persiguiendo a una sirena de la que se había enamorado, llegó al extremo occidente. Allí, en una ría de singular belleza que halló a su paso fundó Helenes, más tarde llamada Pontevedra.

Otros sostienen, en cambio, que esta urbe singular fue antes el enclave celta de Lambrica, destruido por la expedición romana comandada por Junio Bruto. Sea como fuere, el nombre proviene del latín «Pons Veteris», "Puente Vieja"


("Ciudades y Leyendas" de Manuel Lucena Giraldo)

El Torico de Teruel

Según ciertas leyendas, en tiempos remotos las villas eran levantadas en el mismo lugar en el que se abatía a un animal perseguido. En el lugar del abatimiento se erigía un santuario y a su alrededor se edificaba la villa.

 En alguno de esos tiempos remotos (1170), los caballeros cristianos de Alfonso II que habían ahuyentado y expulsado a los moros que tenían tomado el territorio turolense, tras recuperarlo, decidieron fundar una villa y amurallarla para así evitar nuevos y futuros ataques moros. No sabiendo donde construirla decidieron por fin que se haría allí donde se abatiese un animal.

Cierta noche, un toro se detuvo bajo una estrella llamada Actuel, en el lugar que hoy ocupa la plaza del Torico y comenzó a bramar insistentemente.

Los caballeros, aunque presos de miedo, tomaron por buena la señal que cielo y tierra les ofrecían en aquella noche estrellada y tras abatirlo decidieron construir allí su villa.

Llegado el momento de asignarle el nombre, acordaron tomar las tres primeras letras de la palabra toro “tor” y juntarlas con las tres últimas de la estrella “uel”, obteniendo así el nombre de TORUEL.


(según Teruel Tirwal)