domingo, 3 de diciembre de 2017

Sombrerería Iglesias - Santiago de Compostela

Lo cierto es que cuando un comercio es centenario y quedan pocos de su especie no solo en nuestra comunidad sino en todo el país, es de recibo rendirle honores y otorgarle los homenajes que se merece.
Eso mismo es lo que la Xunta de Galicia tiene pensado hacer este mismo mes con Sombrerería Iglesias, uno de los comercios más míticos del casco antiguo de Santiago que la familia Iglesias regenta desde su inauguración en 1912 a manos de Celestino Iglesias.
Actualmente, familiares de tercera generación del propio Celestino siguen cargando a sus hombros la responsabilidad de ser una de las tres tiendas de sombreros de Galicia y una de las cincuenta sombrererías que todavía quedan en España.
Andrés Fernández Iglesias, actual propietario de la tienda afirmó recientemente a la prensa santiaguesa que “Mucha gente piensa que un sombrero es una copa y un ala que se cose, pero no. Es una pieza única”.
El dueño de sombrerería Iglesias también comentaba orgulloso que a él le viene en los genes esta profesión ya que según su punto de vista “Está claro que ahora no hay sombrerías, a nadie le daría por montar una. Es algo que te viene de atrás”.

(Absolut Santiago)

La Cruz del Arco de la Villa

A alguna distancia de Córdoba hay una villa antigua situada en la ladera de un cerro, en cuya cúspide álzase un castillo morisco que tuvo un papel preponderante en las guerras contra los árabes. Esta ciudad fronteriza, espanto y terror del moro, era Baena.
A fines del siglo xvm existía en la parte alta de la ciudad, en un barrio llamado Almedina, una casa solariega que perteneció a uno de los nobles que habían desertado después de concluidas las guerras contra los moros. La casa de Clavijo, que así se llamaba, estaba habitada a la sazón por un caballero principal, Juan Pedro Beltrán, que vivía en compañía de dos sirvientes: una muchacha joven y un criado viejo que llevaba en la casa muchos años y que era de toda su confianza. Entre las gentes de la ciudad pasaba dicho señor por ser un rico muy avaro.
Era la víspera del Corpus de 1782, cuando a eso de las diez de la noche un hombre embozado en su capa pelaba la pava junto a la reja de la casa de los Clavijo. En aquel momento llovía y a nadie le extrañaba ver a aquel hombre junto a la reja, ya que en Andalucía es corriente que los novios hablen así. Al poco rato se abrió la ventana y se asomó la criada de don luán Pedro y saludó a Jiménez.
Durante un buen rato estuvieron los novios charlando sin que nadie les molestara, pues aquella parte de la ciudad estaba casi toda en ruinas y sólo se veía por un lado u otro algún montón de piedras con apariencias de fantasma.
Ya se hacía tarde, y Guadalupe, antes de despedirse, dijo a Jiménez:
-No le hagas ningún daño.
-Eso corre de mi cuenta -respondió Jiménez.
-¿Y cuándo nos casamos? -interrumpió Guadalupe.
Jiménez le aseguró que lo que tardaran en echarles las amonestaciones. Y al pedirle Guadalupe que lo jurara, éste contestó:
-Sí, lo juro. ¿Crees que si no fuera por ti arrojaría yo este peso sobre mi conciencia?
Poco después los dos enamorados se despedían y el embozado se perdía en la oscuridad de la noche.
El viento y el agua arreciaban y todo quedó en silencio.
Al anochecer del día siguiente, después de rezar el señor de Beltrán con sus criados la oración de la tarde, se dispuso a salir-, pero antes de hacerlo dijo a su criado que puesto que era la noche del Corpus, le daba permiso para que fuese a pasarla con su familia.
Guadalupe, que ya había vuelto de la calle, quedaría guardando la casa mientras ellos estaban fuera.
Así se hizo, y Guadalupe, luego que se hubo quedado sola en el caserón, atrancó bien la puerta y corrió los cerrojos.
En el reloj de la iglesia mayor de Baena sonaban las diez y, a continuación, la campana daba el toque de queda y anunciaba al vecindario que era la hora de recogerse.
Don Juan Pedro Beltrán, obedeciendo a la consigna, subía por la calle de la Carrera, en dirección al Arco de la Villa.
Baena estaba cercado por una fuerte muralla con más de cincuenta torres y rota por unos cuantos arcos. Eran éstos las únicas entradas que había para la Almedina, que, una vez cerradas, se convertía en una fortaleza inexpugnable.
El Arco de la Villa era el que daba acceso a las calles que tenía que recorrer don Juan Pedro para llegar a su casa de la plaza de Clavijo.
El señor de Beltrán subía cubierto con su paraguas-, éste y la oscuridad intensa que reinaba le impidieron ver tres bultos apostados en la ladera.
Antes de ganar el arco, oyó una voz que decía:
-¿Don |uan Pedro Beltrán?
--respondió el caballero-. ¿Qué queréis?
Apenas pronunció estas palabras, cuando los tres embozados se arrojaron sobre él, lo sujetaron y lo ataron.
Don Juan, defendiéndose como pudo, arrancó a uno el antifaz, y, al reconocerle, dijo: «Jiménez, no me matéis».
Un grito espantoso se oyó, y el cuerpo de don Juan rodaba por la ladera.
Poco después los tres embozados entraban en la casa de la plaza de Clavijo, cuyas llaves habían tenido cuidado de robar a don Juan.
Guadalupe les salió a recibir y les preguntó, asombrada, por su amo.
-Allí quedó -contestó Jiménez, quien, dirigiéndose a uno de sus compañeros, añadió-: Toma esas llaves; limpia los arcones, que yo registraré mientras tanto los baúles.
Cuando Guadalupe les vio extraer el oro y las alhajas de los armarios de su amo, rogó a su novio que no hiciera daño a los bienes de su dueño, porque estaba decidida a marcharse con él.
-Me parece -dijo- que preferirás quedarte con tu amo, pues no te iba mal con él.
Ella se dio cuenta en seguida de la intención de estas palabras y empezó a llorar por el engaño que sufría.
Entonces los compañeros de Jiménez le pidieron la llave de uno de los armarios. Éste la buscó en sus bolsillos, pero no encontrándola, sacó un puñal para descerrajar el armario.
Al fijarse Guadalupe en él y ver que estaba manchado de sangre, se imaginó toda la escena, y, aterrorizada, les preguntó por la suerte que había corrido su amo.
-Ésta -contestó Jiménez, clavándole el puñal.
Un grito de horror sucedió a estas palabras, y un silencio sepulcral reinó en toda la casa.
A la mañana siguiente los corrillos de curiosos que se reunían en el coso comentaban las anteriores escenas de mil maneras.
El criado declaró que, al llegar él, salieron tres embozados, que no conoció por la oscuridad de la noche, y cuando dio voces, nadie acudió en aquella soledad.
Los parientes de don Juan colocaron en el sitio del suceso una cruz de piedra, en cuyos brazos se leía la siguiente inscripción: «Aquí mataron a don Juan Pedro Beltrán de Eraso, el año 1782».

(Vicente García de Diego)

sábado, 2 de diciembre de 2017

Tejo del cementerio de Salas

Declarado Monumento Natural por el Principado de Asturias. Situado en el interior del cementerio. En muchos casos -como este- han sustituido a otro anterior. Todavía mucha gente se acerca a él para recoger el musgo de su tronco que -dicen- tiene propiedades medicinales. A 32 kilómetros de Oviedo.
Datos. 16 metros altura y alrededor de 1.000 años

(Hispanismo.org)

El primer Borbón de España

Tras la muerte de su predecesor, el primer monarca español de los Borbones, el duque de Anjou, fue coronado como Felipe V con el apoyo del papado.
Felipe V tendrá que imponerse en una guerra civil a los partidarios del archiduque Carlos de Austria.
Mientras la Corona de Castilla y Navarra se mantenían fieles al candidato borbónico, la mayor parte de la Corona de Aragón prestó su apoyo al candidato austríaco.
El conflicto civil no terminó hasta 1713, cuando el archiduque Carlos fue elegido emperador de Alemania.
Durante todo su largo reinado –más de 45 años–, Felipe V se enfrentó a la ruinosa situación económica y financiera del Estado, luchando contra la corrupción y estableciendo nuevos impuestos para hacer más equitativa la carga fiscal.
Fomentó la intervención del Estado en la economía, favoreciendo la agricultura y creando las llamadas manufacturas reales.
Al final de su reinado los ingresos de la Hacienda se habían multiplicado y la economía había mejorado sustancialmente.

Barrio de Gracia - Barcelona

Gràcia recoge el espíritu de la auténtica Barcelona, y es uno de los lugares donde tiene su origen la rumba catalana. Se trata del distrito más pequeño de la ciudad, pero el más densamente poblado, ya que todo el mundo quiere participar del buen ambiente del barrio y sus eventos, que culminan cada agosto en las Fiestas Mayores. Gràcia se beneficia de una gran riqueza de asociaciones que han ido surgiendo en los últimos años, y que hacen del barrio un lugar plural, cosmopolita y divertido, que mantiene su carácter independiente a pesar de llevar formando parte de Barcelona más de 100 años.
Como punto de interés turístico, es fundamental, ya que en él se encuentra el Parc Güell, y la gran mayoría de las terrazas de verano tan características de Barcelona. En Gràcia también se pueden encontrar muchísimos bares de tapas como el Samsara, restaurantes de todas partes del mundo, como el asiático Momos y bares de copas alternativos y discotecas donde terminar la noche, como el Bar Velcro.

(GoEuro)

viernes, 1 de diciembre de 2017

Barrio de la Russafa - Valencia

El barrio hipster por excelencia de Valencia pertenece al distrito del Ensanche, y tiene su origen en el siglo IX, cuando funcionaba como finca de recreo para Abd Allah al-Balansi, un príncipe omeya andalusí. Hoy en día es una zona multicultural, emergente y con mucha actividad, y en ella siempre se celebra algún evento en el que conocer a sus interesantes habitantes. En Russafa se debe visitar su Mercado Municipal y la Biblioteca Al-Russafi, ambos emblemas del barrio y de Valencia.
Para empaparse del arte de la zona, es recomendable visitar el Espai Tactel, una encantadora galería. En Russafa hay muchos bares de copas para salir de fiesta, y una gran oferta gastronómica muy variada, pero sin duda destaca el Slaughterhouse, una antigua carnicería convertida en cafetería que aún conserva los típicos azulejos blancos cuadrados, y multitud de libros para ojear mientras se toma una caña.

(GoEuro)

Moral de la Ermita de Santa Lucía

EL MORAL SE ENCUENTRA SITUADO EN LAS INMEDIACIONES DE LA ERMITA DE
SANTA LUCÍA, A LA QUE SE LLEGA DESDE EL FINAL DEL PUEBLO A TRAVÉS DE UN CAMINO.
En Villovela de Esgueva, pedanía de Tórtoles de Esgueva, situada a 30 km de Aranda de Duero, en la margen derecha del río Esgueva, se encuentra el moral, en un entorno de campos de cultivo de cereal.
La copa mide 23 x 11 metros y, proyectada, alcanza una superficie de 380 m2. Presenta este moral 15 brazos o ramificaciones, por lo que es
difícil considerar el perímetro total.
Cuentan que, por estas tierras, pernoctó Juana la Loca en su  peregrinaje con el cuerpo de su fallecido marido, Felipe el Hermoso; y aquí vino también su padre, Fernando el Católico, a entrevistarse con ella y hacerla desistir de su locura.
Quedan restos de casas solariegas y palacios que, con sus escudos, nos hablan de un glorioso pasado.
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Nombre científico: Morus nigra L.
Nombre común: moral, moral negro, morera negra
Denominación popular: Moral de la ermita de Santa Lucía
Localidad (Provincia): Villovela de Esgueva (Burgos)
Edad estimada: más de 200 años

(Antonio Rigueiro)