martes, 3 de septiembre de 2019

Historia del reloj de la Puerta del Sol

Aunque el actual reloj de la Puerta del Sol es obra del prestigioso relojero Losada, quien lo regaló en 1856, anteriormente hubo otro cuya historia explica el motivo de por qué se coronó con un reloj el antiguo edificio de la Dirección General de Seguridad, hoy sede de la Comunidad Autónoma de Madrid. Un periódico de Carabanchel Bajo titulado Panoramas relataba en 1929 la historia que transcribo literalmente: «Cuando la plaza de la Puerta del Sol comenzaba en el siglo XVIII a dejar de ser estercolero se ordenó en 1768 la construcción de un gran edificio para albergar los servicios de correos.
Cuando se terminó de construir el edificio, nadie pensó coronarlo con el reloj de la bola. Pretenden algunos cronistas, que este reloj se colocó en 1774, a petición del pueblo que llevaba correspondencia. Pero esto no es cierto, el verdadero origen de dicho reloj es el siguiente: todos los días, los ciudadanos de Madrid debían dar prueba de su fe rezando a las doce del mediodía un Ave María, para lo cual, el ciudadano debía detenerse en la marcha, descubrirse y rezar, pero esta demostración se fue debilitando, muchos de ellos se disculpaban de no haber oído las campanadas. Por ello, se instalo en lo alto del edificio de Correos y Postas dicho reloj, para que nadie pudiera alegar ignorancia. 
La inauguración del reloj fue un verdadero acontecimiento y aquel día, al sonar las doce, aseguran algunos cronistas de aquellos tiempos, aun cuando todos se descubrieron y guardaron religioso silencio, ninguno rezó el Ave María, porque todos quedaron con un palmo de boca abierta al ver descender la hermosa esfera, con acompañamiento de campanas».

Curiosidades de Madrid - Isabel Gea

EL LAGARTO O CAIMÁN EN LA IGLESIA DE CASAR DE CÁCERES

Un manuscrito del siglo XVIII nos relata la existencia en Casar de Cáceres de la piel de un lagarto gigante, caimán o cocodrilo que se encontraba colgada de unas cadenas de hierro. Su ubicación… la pared exterior de la capilla del Cristo de la Peña en la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción.
Estos restos corresponderían a los de un reptil descomunal de más de dos metros y medio, totalmente lleno de bálago, de él tan solo se conservaría parte su piel y su cráneo siendo muy destacada la mandíbula desprovista ya de dientes.
Pero ¿como llegaron hasta aquí los restos de tan inmenso animal? Cuenta la tradición que probablemente un casareño que se encontraba buscando fortuna por el Nuevo Mundo debió verse sorprendido por este temible animal. En un alarde de valentía e implorándose al Cristo de la Peña consiguió matarlo y en memoria de su peligro y victoria, lo trajo hacia el municipio para dedicárselo al Cristo.
De esta forma lo relata el clérigo Gregorio Sánchez de Dios en su manuscrito de 1794 "Descripción y noticias del Casar de Cáceres":
"Tiene en la pared exterior inmediata a la reja, colgada con cadenas de hierro, la piel de un  lagarto: este es su nombre común por su figura. Algunos extranjeros le han visto: unos  dicen es caimán, otros cocodrilo; tiene tres varas y tercia de largo. Viene de tradición, que  un devoto del Santo Cristo, viéndose acometido  por este animal, imploró su auxilio, lo mató,  le quitó la piel, la que trajo por trofeo, agradecido del favor que le hizo su Majestad. No se  ha encontrado razón sobre este particular, aunque se ha encon­trado ser ya cofradía el año de 1524."
Posteriormente Pascual Madoz en su “Diccionario geográfico-estadístico-historico de España” de 1846 lo refirió de la siguiente forma: “…sin que sea digno de especial mención ninguno de sus altares ni adornos, pero no puede omitirse el hablar, aunque ligeramente, de lo que llaman lagarto colgado sobre la pila del agua bendita del lado izq., el cual tiene 3 1/3 varas de largo y 7/4 de circunferencia por lo mas grueso de su cuerpo: este animal es un cocodrilo semejante á los de la Historia Natural de Madrid; está muy bien conservado, y es cosa corriente en el pueblo, que fue muerto por un hijo de él en América, en el acto de ser acometido por el reptil, y que en memoria de su peligro y victoria, le dedico a la Imagen del Cristo de la Peña, que se halla en una capilla contigua…”

Extremadura Misteriosa 

Cancho de los Muertos

Descripción: El itinerario comienza en el entorno del aparcamiento de Canto Cochino, a unos 1000 m. Tras cruzar el puente sobre el río Manzanares, desde el que se puede observar la variación que introduce éste en la vegetación de la zona, pues en sus riberas se desarrollan sauces, fresnos e incluso algún avellano, se toma el camino de la izquierda, dejando a la derecha la Escuela Taller. Poco después, se continúa por la senda que asciende hacia la izquierda, señalizada con flechas verdes y con las marcas blancas y amarillas del PR-M 1, éstas últimas únicamente hasta el collado Cabrón. El sendero discurre entre pinares procedentes de repoblaciones, en los que se pueden observar distintas especies de pinos: laricio, resinero y silvestre, entremezclados con cipreses de Arizona. En el sotobosque aparecen jaras pringosas, torviscos, zarzas y en zonas más abiertas, cantuesos y tomillos. Tras recorrer 1 Km. aproximadamente se abre un claro en el bosque que permite al caminante disfrutar de una espléndida panorámica de la sierra de los Porrones y de la Cuerda Larga.
Continuando la senda, a unos 500 metros, tras una pequeña ascensión, la vista es aún mejor, pues además de los parajes citados anteriormente, permite una espectacular vista de la Solana de la Garganta y de los riscos del Pajarito, el Galisol o de la Vela. Retomando el camino, la senda se adentra de nuevo en el pinar y asciende decididamente. Según se gana altura, la jara estepa, de hoja más ancha y con menos ládano que la jara pringosa, comienza a ser más frecuente, en detrimento de esta última. Enebros de la miera y pequeñas encinas, aparecen salpicados en el pinar. Finalmente, se alcanza el collado Cabrón (1303 m). Este punto es encrucijada de caminos y parada obligatoria para muchos montañeros antes de continuar la marcha. Para llegar al Cancho de los Muertos, se ha de seguir un camino que parte en dirección S, a la derecha del camino por el que hemos llegado al collado. Tras caminar por él unos 300 m, saldremos del pinar y podremos contemplar el roquedo que conforma el Cancho de los Muertos. El origen de este nombre tan funesto data de la época en la que los bandoleros campaban a sus anchas por la Pedriza y utilizaban este lugar como guarida. Su nombre nos recuerda sucesos acaecidos en estas rocas. Tras contemplar este formidable roquedo, podremos disfrutar de las espléndidas vistas que ofrece este lugar: la umbría del Calderón, el refugio Giner de los Ríos, el Tolmo, el collado de la Dehesilla, el risco del Pájaro, las Torres... Luego, hay que retornar al collado Cabrón. Una vez en éste, se debe tomar el camino que desciende hacia el Este, señalizado con fechas verdes. El sendero nos conduce a la conocida "Autopista" de La Pedriza, junto al arroyo de la Majadilla, camino señalizado con marcas rojas y blancas, pues es un tramo del GR-10, y con flechas amarillas. Esta senda desciende hasta Canto Cochino, paralela al cauce del arroyo, a través del pinar.

Parque del Manzanares

lunes, 2 de septiembre de 2019

Breve historia de la muralla de Madrid


Madrid, para desconocimiento de muchos, fue una ciudad amurallada. A lo largo de los últimos siglos, ha habido un escaso interés por conservar los pocos restos existentes de una muralla que data de tiempos de los árabes, muchos de los cuales, fuero utilizados para nuevas construcciones, entre ellas la catedral de San Isidro. Del tramo de muralla visible que hay en la cuesta de la Vega, construida alrededor del siglo IX, le faltan unos cuantos trozos, debido a la construcción de un garaje en el número 12 de la calle Bailén. Para empezar, cuando comenzaron las obras del mismo se derribó parte de la muralla, pero para colmo, a la entrada de
las obras apareció un cartel que decía: «cascotes gratis», refiriéndose nada menos que a los trozos de pedernal de la muralla. En la actualidad se ha rescatado la reliquia, único vestigio árabe visitable, y se ha ajardinado el contorno de la muralla frente a la cuesta de la Vega.
Además, han sido colocadas unas pasarelas metálicas sobre la muralla que facilitan la visión del interior de la misma y de los cimientos de las casas que había adosadas. Los jardines han sido bautizados con el nombre de Mohamed I, considerado como el fundador de Madrid.

Curiosidades de Madrid - Isabel Gea

domingo, 1 de septiembre de 2019

Senda Real (Madrid)

También conocida como camino de El Pardo, es un sendero de Gran Recorrido que transcurre por la Comunidad de Madrid. Comienza en la Estación de Príncipe Pío y termina, tras un recorrido de 47′5 kilómetros, en la localidad de Manzanares el Real, en la sierra de Guadarrama. Su origen se remonta al antiguo camino que unía el Real Alcázar de Madrid con el palacio de El Pardo, aunque la ruta actual utiliza también otros caminos históricos y vías pecuarias.

20 minutos

Sendero Zahara de Los Atunes-Atlanterra

Este sendero comienza en el acceso a la playa de Zahara de los Atunes existente junto al castillo. A este núcleo urbano se accede mediante la A-2231 desde Barbate o desde la N-340.
Discurre por la playa de Zahara de los Atunes y la playa de Atlanterra, de Barbate y Tarifa respectivamente. La zona se encuentra en una llanura litoral, entre la desembocadura del río Cachón y el acantilado del Cabo de Plata. En la primera parte del recorrido se camina por unas pasarelas de madera en Zahara de los Atunes, sobre un sistema dunar, que permite su regeneración, protección y conservación.
Tras este equipamiento se puede seguir en Atlanterra por una senda entre pequeñas dunas fragmentadas que separan toda la zona hotelera y residencial de la playa hasta finalizar el recorrido en el saliente del Cabo de Plata, formado por las estribaciones de la Sierra de la Plata cuando se adentran en el mar.
Permisos: No es necesario
Patrimonio: Castillo de Zahara de los Atunes y Torre del Cabo de Plata.

Momplamar

Teatro Principal de Zaragoza

La afición de los zaragozano por el teatro se manifiesta desde el nacimiento de la ciudad. Desde el Teatro Romano, construido en el siglo I y cuyos restos se encuentran en la calle Verónica, los teatros han formado parte de la vida cotidiana de la capital del Ebro.
El Teatro Principal fue construido en su ubicación actual por el arquitecto Agustín Sanz e inaugurado el 25 de agosto de 1799.
Durante los siglos XIX y XX se convirtió en un lugar privilegiado en el que se dieron cita las más importantes compañías de teatro, ópera y ballet del momento. Desde su fundación, los nombres más prestigiosos de la escena mundial han dejado su huella en el primer coliseo de la ciudad. El Teatro Principal tuvo que acomodarse a los nuevos tiempos y vivió importantes reformas, como las realizadas por José Yarza, en 1858; Ricardo Magdalena, en 1870 y Regino Borobio, en 1940.
Dirección: Calle del Coso, 57

Zaragoza Guía