viernes, 5 de agosto de 2011

Don Juan de Echenique

Una noche de invierno de 1745, don Juan de Echenique capitán de la real guardia de Corps. Paseaba por la calle sacramento cuando desde un balcón una hermosa dama le invito a subir. Entró el capitán , subió las escaleras hasta la alcoba donde le esperaba la dama. La casa estaba ricamente decorada con tapices y arañas que colgaba de los techos. La noche pasó deprisa, las campanas de san Justo indicaba la hora del relevo, había perdido la noción del tiempo. Se vistió atropelladamente el galán, bajo corriendo las escaleras y salió de la casa. Llegando a la calle Mayor, echo de menos el espadín. Volvió corriendo a la casa, llamo varias veces pero nadie contestaba. Un vecino se acerco al oír los golpes y le comentó que la casa llevaba vacía 40 años. Don Juan, confundido le dijo que era imposible, el había pasado allí toda la noche y se había dejado su espadín. Ante la insistencia del capitán, el vecino cogió la llave y abrió la puerta. Don Juan palideció cuando vio muebles cubiertos de polvo, tapices raídos, cortinas desgarradas señal de haber estado cerrada durante mucho tiempo. Abrió la habitación donde paso la noche y vio colgado de la silla su espadín, se alivio el capitán pues daba muestra de que no había sufrido una alucinación.


Don Juan de Echenique penso que esto era una advertencia del mas allá, ingreso en un convento abandonando así su vida frívola.


El espadín se coloco en la parroquia de san Sebastián a los pies del Cristo de la fe, que es conocido como el Cristo del guardia de Corps.

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