jueves, 15 de noviembre de 2012

El hombre de las palomas

Pedro Sampablo había nacido en Zamora en 1881. Poco después fue abandonado por sus padres y recogido en un hospicio. A los dos años fue adoptado por una nodriza de Villalcampo (Zamora) que lo devolvió al hospicio con nueve años cuando dejó de recibir la subvención del establecimiento.
Si alguien tiene idea de lo que entonces era un hospicio, comprenderá que nuestro personaje escapase en cuanto tuvo ocasión. Protegido por un sacerdote fue monaguillo y recorrió Castilla pasando por Corrales (Zamora) y Tordesillas (Valladolid). Fue operario de una imprenta, repartidor, mozo de cuadras en Valladolid capital y siempre acuciado por la necesidad pasó por Avila y Arevalo.
Anduvo perdido en un bosque durante 20 días, alimentándose de hierbas y hojas de arbustos.
A los 18 años conoció a un sargento que viajaba para cobrar las pagas que le debían por sus servicios en Cuba. El militar le llevó al cuartel de El Escorial, donde le dieron de cenar y tanto comió que se puso enfermo por falta de costumbre. La noche siguiente la pasó al raso en una dehesa hasta que los vaqueros que echaron de allí.
Ya en la capital, tentó suerte en el mundo de los toros y quiso alistarse en el ejército pero fue rechazado por corto de talla. En Madrid fue trampeando gracias a las facilidades que le ofrecía la gran ciudad. A los 25 se casó, cuentan que el 31 de Mayo de 1906, el mismo día que lo hacía Alfonso XIII con Victoria Eugenia de Battenberg. Tuvo seis hijos.
Un día que fue a Toledo a comprar corderos, unos ladrones le drogaron y le robaron el dinero. Sin saber como, despertó en la playa de Gijón y no atreviéndose a volver a casa, pensó en buscar en América la suerte que su patria le negaba. Su mujer le creyó muerto.
En Cuba hizo de peón, en Méjico fue camarero y en Brasil trabajó en la construcción del ferrocarril hasta que en 1926 decidió regresar a España.
Después de buscar infructuosamente a su familia se afincó en Barcelona donde trabajó en la construcción de un túnel y en Casa Cros, acabando de acomodador en un cine.
Cansado de dar tumbos, determinó dedicarse a la cría de palomas. Empezó con seis a las que puso el nombre de sus seis hijos.
Se hizo famoso, como en la Barcelona de entonces se hacían famosos estos personajes excéntricos y desarragaidos y en 1960, gracias a la televisión, su mujer le reconoció. Pero ya era tarde porque su supuesta viuda se había casado con su cuñado (se ignora cuñado de quien).
Murió pocos años más tarde, fracasado pero feliz. En 1988, el barrio de la Sagrada Familia se apropió del personaje y le convirtió en uno de los gigantes de las fiestas del barrio.

(datos y foto de Bereshit)

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