En el año 1883, el arquitecto Josep Vilaseca se encargó de reformar el edificio de la Casa Bruno Cuadros y la tienda de paraguas que había en los bajos. Eran los años previos a la Exposición Universal de 1888, y Barcelona no paraba de crecer: en todas partes se construían interesantes obras. El modernismo empezaba a hacerse notar y, con él, el gusto por las decoraciones orientales: La Casa Bruno Cuadros de Barcelona, llamada popularmente “Casa de los paraguas” es un buen ejemplo.
Vilaseca combina toda clase de elementos arquitectónicos previos al modernismo con otros inspirados en otras culturas en un edificio ecléctico que deja boquiabiertos a todos los que pasean por las Ramblas. Los balcones y la galería del último piso de la Casa Bruno Cuadros están llenos de referencias egipcias. En la fachada, los esgrafiados y las vidrieras recuerdan sombrillas y abanicos de hierro fundido. En la tienda, el orientalismo también impregna el exterior, caracterizado por los trabajos de carpintería, los cristales pintados y las pinturas con personajes extraídos de láminas japonesas.
El elemento decorativo más vistoso es, sin embargo, el gran dragón chino de hierro forjado que sobresale de la fachada, que sostiene un paraguas como reclamo de la tienda. Después de las reformas de 1980 en el local de la vistosa tienda de paraguas se ubicó una sucursal bancaria.
Dirección: La Rambla, 82
(datos de Internet)
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