lunes, 19 de agosto de 2013

Cervantes y Barcelona

El insigne Miguel de Cervantes fue un gran amante de Barcelona, hasta tal punto la quiso que decidió que fuera allí donde su universal Quijote recuperara el entendimiento, perdido en otras latitudes.
En sus estancias en la ciudad, se alojó en la casa de su querido amigo Gil Grau, en el número dos del actual paseo de Colom. Como es de escritores confundir vida y obra, determinó que el Caballero de la Triste Figura sufriera allí la superchería de la cabeza parlante, que tantas burlas le acarreó.
En el cercano Molí de la Fusta, don Quijote fue vencido por el bachiller Sansón Carrasco disfrazado de caballero de la Blanca Luna. Tras este episodio, recuperó la sensatez y emprendió la retirada a su tierra.

("Ciudades y Leyendas" de Manuel Lucena Giraldo)

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