lunes, 18 de enero de 2016

El ángel de la guarda de Fernán Antolínez

Fernán Antolínez, también conocido como Pascual Vivas, fue un caballero castellano del siglo X, protagonista de la leyenda según la cual un ángel tomó su lugar en la batalla mientras él asistía a misa
La historia se sitúa en el contexto de la guerra de Reconquista; en los años 970 la villa de San Esteban de Gormaz, perteneciente al condado de Castilla señoreado por el conde García Fernández, se encontraba casi en la frontera con el califato de Córdoba regido por Hisham II y su valido Almanzor, que practicaban una política agresiva hacia los núcleos de población cristianos.
Ante la llegada del ejército musulmán, las tropas cristianas se aprestaron a defender la villa, y tras oir misa salieron al encuentro de aquéllos; Fernán Antolínez, vasallo de García Fernández, permaneció en la iglesia, según era su costumbre, hasta que hubieron acabado todos los oficios religiosos. Al salir, Antolínez fue informado por su escudero de que la batalla había terminado, y avergonzado por no haberse hallado junto a sus compañeros, marchó a su casa, temiendo que le tachasen de cobarde. Sin embargo al encontrarle los caballeros cristianos, con el conde al frente, le felicitaron y agradecieron efusivamente su participación en el encuentro, que había terminado con una contundente derrota de los musulmanes.
El caso era que mientras Antolínez rezaba en la iglesia, su ángel de la guarda había ocupado su lugar en la batalla, lo cual pudo verificarse por hallarse en sus armas y en su caballo los daños recibidos durante la lucha.
Como consecuencia de este episodio, Antolínez cambió su nombre por el de Pascual Vivas, en memoria de las aclamaciones recibidas de sus compañeros de armas por su participación en la que sería conocida como la batalla del Vado del Cascajar, librada en el día de Pascua.
Otras versiones de esta historia aseguran que éste ya era su nombre con anterioridad al encuentro

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