domingo, 27 de diciembre de 2020

Soportújar


Olvidar este pueblo de la Alpujarra si se trata el tema de las brujas no sería de recibo. En su barranco se encuentra la cueva del Ojo de la Bruja, a la que se accede a través del Puente de las Brujas. En su  interior se puede ver una figura de una bruja con su escoba, rodeada de objetos propios de su condición como un caldero, un jabalí o una mesa en la que depositar los ingredientes para sus pócimas. El visitante le puede pedir un deseo si lanza una moneda a la cueva. Las brujas no trabajan gratis.

Cerca del puente también hay una escultura de una de estas hechiceras y en el Mirador Embrujado hay una fuente con forma de brujas removiendo un caldero, recipiente que también se encuentra  reproducido por otros rincones de la localidad. Un buen enclave, sin duda, para celebrar la Feria del Embrujo como se hace cada agosto en el pueblo.

Pero no todo son pócimas y escobas: Soportújar —que recibe dicho nombre por sus soportales—- acoge también el centro budista Osel Ling, que lleva en funcionamiento desde 1980 gracias a Lama Yeshe y Lama Zopa Rimpoché. El propio Dalai Lama lo visitó en 1982 y le dio el nombre que tiene ahora, que significa “Lugar de luz clara”. Sirve como alojamiento para el retiro pero también como centro de acercamiento al budismo. No todo van a ser sapos y escobas voladoras.

Escapada rural 

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