Se había proclamado la I República. Una personalidad muy destacada de la situación se acercó a un simón:
—i¡Hola, ciudadano! —le dijo el cochero—. ¿Adonde vamos?
El personaje se quedó un momento contemplándole. Al fin le contestó:
—Tú a la mierda... y yo a tomar otro coche.
Carlos Fisas
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