Entre los valles del Genal y el Guadairo, en el corazón de la hermosa Serranía de Ronda, se encuentra esta pintoresca localidad, la cual permite entender que el tiempo también puede discurrir de otra manera, es decir, con calma y paciencia.
Está recorrida por unas pocas calles, jalonadas de casas con coloridas macetas en las ventanas, y presidida por la bonita iglesia de San Roque. Por su fuera poco, sus habitantes producen un rico mosto local y elaboran riquísimos dulces de tradición morisca como el «enreaíllo».
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