EL COFRE DEL CID se guarda en una pared de la Capilla del Corpus Christi de la Catedral de Burgos.
Se dice que Rodrigo Díaz de Vivar al ser exiliado por orden de Alfonso VI, tenía la urgente necesidad de fondos con los que la cubrir la empresa de pagar a los trescientos caballeros que le acompañan en su el exilio. Sin contar con los activos para cubrir esos gastos, se fue a la casa de los judíos a los que convenció en el préstamo dejando a cambio un seguro cofre que garantizaba, contenía todas sus joyas.
Los judíos aceptaron el trato y, creyendo que habría mucho más dinero que el prestado, se apresuraron a adelantarle la cantidad reclamada. Rodrigo después de recibir el importe de inmediato salió de la ciudad con sus hombres, y los judíos ingenuos, al abrir la caja fuerte para ver los tesoros que habían adquirido, vieron que dentro no había más que piedras y arena sin valor perdiendo la oportunidad de deshacer el trato.
Cuentan los analistas del Poema del Cid, que en el panegírico del caballero burgalés se trata de reseñar este hecho como un castigo a la codicia desmesurada de los prestamistas judíos.
De todo un poco. Leyendas, tradiciones e historias curiosas de todas las regiones de España. Unas son verdad y otras no tanto.
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