miércoles, 5 de agosto de 2020

Festa do boi - Allariz


A pesar de su antigüedad, la Festa do Boi tuvo también sus interrupciones. La última, en los años 50. Hasta que un grupo de jóvenes allaricenses decidió en 1983 rescatar del olvido una fiesta que hunde sus raíces en el siglo XIV, tiempo en que en Allariz habitaba, soportando el desprecio de los cristianos, la colonia judía que tanta huella dejó en la villa. Cuentan las crónicas que en 1317 un hidalgo allaricense de profundas convicciones religiosas llamado Xan de Arzúa, quiso acabar con las burlas y los insultos de los judíos al paso de la procesión del Corpus, que respondían así al constante acoso cristiano, y para eso encabezó la procesión a lomos de un buey, cargado de sacos con hormigas que echó sobre los judíos.
El hidalgo dejó en herencia una dote suficiente para que todos los años un buey recorriera las calles. Y así se hace. El acto central de la Festa do Boi, que dura diez días, son las carreiras do boi –varias cada día– por las calles de Allariz. Las puertas de las casas quedan abiertas para refugio de la gente, y el buey, que varios integrantes de las peñas, ataviados con camisa blanca y pañuelo rojo, llevan sujeto con un largo ramal, hace su recorrido parándose donde quiere y embistiendo al numeroso público que lo acompaña y que grita a coro “aí vén o boi, aí vén o boi” (ahí viene el buey).
No falta a la fiesta Xan de Arzúa, que hace su aparición antes de la procesión del Corpus, encarnado en un muñeco de paja, sobre un carro de vacas. Rodeado por danzantes gremiales, es trasladado por las calles de la villa hasta el Campo da Barreira, donde un multitud ataviada con ropas de la época medieval participa en una comida.
Para no perderse.

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