sábado, 11 de octubre de 2014

Fundación de Toledo por Hércules

Al principio de los tiempos, en un descanso durante sus trabajos en la península Ibérica, Hércules decidió establecerse en un lugar paradisíaco no lejos del mítico país de los hiperbóreos, en el interior de la Carpetania, allí donde siete colinas unidas en un único promontorio eran circundadas por un hermoso río. El lugar le pareció de tal belleza que quiso fundar una ciudad, plantando en las orillas del río Tajo cientos de álamos consagrados a su nombre. La llamó Toledo, que proviene de la raíz latina tulatu, la «alegría de sus habitantes».
Corría el año 3006 de la era de Adán cuando Hércules construyó en ella un maravilloso palacio para albergar las enormes riquezas que había atesorado a lo largo de su dilatada y esforzada vida. Dicho recinto fue clausurado a una orden suya con un enorme candado. También mandó que cada uno de sus descendientes fuera añadiendo uno nuevo, sin que nadie osase nunca entrar en él y violentar su misterio. Así lo refirió el cronista Abdel-hakim, «que había en España una casa cerrada con muchos cerrojos y cada rey le aumentaba uno», y también la bella Scherezade entre la noche doscientas setenta y una y doscientas setenta y dos de Las mil y una noches.

(Ciudades y Leyendas" de Manuel Lucena Giraldo)

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