miércoles, 21 de agosto de 2019

El gato montés

Felis silvestris, gato montés. Si hay un elemento anatómico que muestre las diferencias entre el gato montés y el gasto doméstico, éste es, sin duda, la cola.
El gato montés  es por lo general más grande y robusto que un gato común. La cabeza es más ancha, con más volumen, pero hay gatos domésticos también muy grandes que pueden ser confundidos con el gato montés. Sin embargo, la cola de Felis silvestris es mucho más voluminosa de principio a fin, posee entre dos y cinco anillos negros muy característicos y termina con una forma ancha y redondeada de color negro. Los gatos comunes, aunque también pueden tener anillos negros,  tienen la cola mucho más delgada y puntiaguda, algo que también ocurre con los híbridos, al menos los de primera generación.
El pelaje del gato montés es grisáceo,  con una banda negra que recorre su espalda a la altura de la columna vertebral. A veces tiene aspecto rayado, pero nunca moteado, y si es rayado lo es de forma más discreta que en los gatos comunes que llamamos atigretados.  Los ojos pueden ser ambarinos o verdosos.
El gato montés se distribuye por toda la Península Ibérica. En zonas septentrionales y de montaña se encuentra en hayedos y robledales, mientras que más al sur  habita zonas boscosas y de matorral típicamente mediterráneo. En cualquier caso, procura estar lo suficientemente alejado del ser humano.
Son animales solitarios, excepto en el período de celo, entre los meses de enero y febrero, cuando varios machos pueden concurrir en el cortejo de la hembra. Las hembras paren una sola camada al año de unas tres crías. Para ello utilizan refugios en huecos de árboles, marañas de ramas o incluso aprovechan madrigueras. La gestación dura dos meses, por lo que las crías nacen entre los meses de marzo y mayo. Cinco meses después ya son autónomas.
Se alimentan fundamentalmente de pequeños roedores y en menor medida de conejos, liebres y aves.
La caza, ya sea  furtiva o indiscriminada, los cebos envenenados y la hibridación con gatos domésticos son la principal amenaza para Felis silvestris, gato montés, un hermoso y reservado animal cada vez menos abundante.

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